Las Variaciones Goldberg: el Clavier-Übung
Las Variaciones Goldberg fueron publicadas por Bach como la cuarta
parte de su Clavier-Übung.2 El Clavier-Übung, título que hoy se
escribiría en alemán como palabra compuesta: «Klavierübung» y que
se traduciría libremente al español como «ejercicios para teclado», y
que Bach tomaría de su predecesor Johann Kuhnau (1660-1722),2 es
un compendio demostrativo de su obra para teclado, dividido en
cuatro partes, y posiblemente concebido para los que el mismo Bach
denominaba Liebhaber, es decir, aficionados competentes y
exigentes, como subtituló Bach ésta y otras de sus obras: Denen
Liebhabern zur Gemüths-Ergetzung verfertiget.2
La primera parte del Clavier-Übung consiste en las Seis partitas BWV
825-830 de 1731. El Concierto italiano, BWV 971 y la Obertura
francesa, BWV 831 aparecieron en 1735 como la segunda parte y la
tercera parte fue publicada en 1739 incluyendo la Misa alemana para
órgano BWV 669-689 y los Cuatro duetos para clave BWV 802-805.
Las Variaciones Goldberg se publicaron como la cuarta y última de las
entregas.2
Esta obra de variaciones es también la primera de una serie de
importantes obras contrapuntísticas que Bach escribió al final de su
carrera: Ofrenda musical, BWV 1079 (Das musikalische Opfer) de
1747; las Variaciones canónicas sobre el coral de Navidad "Von
Himmel hoch", BWV 769, (Kanonischen Veränderungen über "Von
Himmel hoch") de 1747-48 y El arte de la fuga, BWV 1080 (Die Kunst
der Fuge).2
El título Aria mit verschiedenen Veraenderungen vors Clavicembal mit
2 Manualen, se refiere específicamente al clave de dos teclados
(clavicembal) como el instrumento adecuado para su interpretación.
Se trata de una de las tres ocasiones en las que Bach indicó este
instrumento para la interpretación de sus obras, junto con el
Concierto italiano BWV 971 y la Obertura francesa BWV 831.3
Génesis y polémica sobre la autoría del aria[editar]
Según explica el biógrafo de Bach, Johann Nikolaus Forkel,4 en la
biografía de Bach que publicó en 1802, las variaciones fueron
encargadas a Bach por el conde Hermann Carl von Keyserlingk (1696-
1764) de Dresde, quien había sido instrumental para que Bach
consiguiera el nombramiento de "compositor de la corte de Sajonia",5
para que el clavicordista de su corte, Johann Gottlieb Goldberg (1727-
1756),2 que era un destacado alumno de Bach,5 lo entretuviese con
ellas durante las noches de insomnio del conde. El conde recompensó
de forma generosa a Bach con una copa de oro que contenía un
centenar de luises de oro, el equivalente a 500 táleros, casi el sueldo
de un año como kantor de la Thomaskirche de la misma ciudad de
Dresde. Así lo cuenta Forkel:
[En lo que respecta a esta obra] debemos agradecer la instigación del
anterior embajador ruso ante la corte electora de Sajonia, el conde
Keyserlingk, quien frecuentemente paraba en Leipzig y trajo consigo
al antes mencionado Goldberg, para que recibiera instrucción musical
de Bach. El conde estaba frecuentemente enfermo y pasaba noches
de insomnio. En tales ocasiones, Goldberg, quien vivía en su casa,
debía pasar la noche en la antecámara, para tocar para el durante su
insomnio. ... En cuanto el conde mencionó en presencia de Bach que
le gustaría tener algunas piezas para teclado para Goldberg, que
debían ser de tal suavidad y de algún modo vivaces que le animaran
un poco durante sus noches sin dormir. Bach vio que la mejor forma
de cumplir con este deseo era mediante variaciones, la escritura de
las cuales él había considerado una tarea ingrata debido a la
reiteración de fundamentos armónicos. Pero dado que para aquel
tiempo todas sus obras eran ya obras de arte modélicas, así también
salieron las variaciones de su mano. De hecho produjo una sola obra
de este tipo. A partir de entonces, el conde se refirió siempre a ellas
como sus variaciones. Nunca se cansaba de ellas, y durante mucho
tiempo, las noches de insomnio significaban: 'Querido Goldberg,
tócame alguna de mis variaciones.' Bach no fue posiblemente nunca
tan bien recompensado por sus obras como por esta. El conde le
regaló una copa de oro llena de 100 louis d'or. En cualquier caso,
aunque la recompensa hubiera sido mil veces mayor, su valor
artístico no hubiera llegado a ser pagado.
Forkel escribió su autobiografía en 1802, más de 60 años después, y
su exactitud ha sido puesta en duda. La falta de dedicatoria en la
primera página de la obra hace también dudoso el encargo. La edad
de Goldberg en la época de la publicación de la obra (14 años) ha sido
citada también a veces como un motivo para poner en duda las
afirmaciones de Forkel, a pesar de que debe decirse que Goldberg era
conocido como un competente clavecinista y lector de música a
primera vista. En un reciente libro, el intérprete de teclado y
estudioso sobre Bach, Peter Williams6 sostiene que la historia que
cuenta Forkel es completamente espuria.
La autoría del aria
Ha sido objeto de debate la cuestión de si el aria en el que se basan
las variaciones es original de Bach o no, contraponiéndose
argumentos estilísticos con argumentos basados en el análisis de las
fuentes y su datación.
Así, el investigador Yo Tomita,7 8 indica que el hecho de que el aria
fuera transcrita también en el libro II del Pequeño libro de Anna
Magdalena Bach (1725), copiado por ella misma, sin que anotara ni el
nombre del compositor ni el título de la pieza, pudiera sugerir la
posibilidad de que el autor de la misma fuera anónimo. Y en este
sentido abunda, según Tomita, el hecho de que la melodía en el bajo
—o por lo menos la primera parte de la misma— sea un tema
tradicional, de la cual pueden reconocerse muchos ejemplos en el
repertorio del siglo XVII.
Otros estudiosos sostienen que Bach se limitó a tomar prestadas para
el aria ideas suyas de juventud. Y otros investigadores, entre los que
destacó en su época el musicólogo alemán Arnold Schering, se basan
en el análisis estilístico y argumentan que el esquema de modulación
y ornamentación no es propio de Bach.
Frederick Neumann9 —a favor de la teoría de la no-autoría de Bach—
y Robert Marshall10 —que defiende la autoría de Bach—, llegaron a
enfrentar públicamente sus argumentos.
Tomita,8 concluye que parece ser que finalmente se han impuesto las
tesis de Marshall,10 porque su evidencia del manuscrito de Anna
Magdalena, que se ha datado alrededor de 1740, es mucho más
sólida y creíble que las de su contrario. Incluso, puede darse por
probado hasta cierto punto que ella copió el aria de alguno de los
manuscritos autógrafos de Bach, posiblemente el que habría utilizado
para el grabador.
Estas conclusiones junto con las de Christoph Wolff,11 a partir del
análisis de fuentes parecen haber superado las evidencias propuestas
previamente basadas en el análisis estilístico. David Schulenberg12
destaca que el aria no tiene ni estilo italiano ni francés, sino que tiene
específicamente estilo galante alemán y ciertos detalles que apuntan
directamente a la autoría de Bach, especialmente la bonita
diversificación del ritmo hacia notas que fluyen firmemente en la
última frase.
Después de más de 50 años trabajando y analizando la gran música soy un pobre ignorante al lado de mi padre bendito Juan Sebastian Bach. Lo amo tanto que hubiera dado todos los días de mi vida a cambio de un minuto en su presencia. No desvarío, sólo me queda la Música en esta vida.
Dicen que las 30 Arias las regalo Bach a un embajador ruso que, teniendo problemas de insomnio , se las hacía ejecutar a Goldberg de niño genio de su cohorte.
El primer movimiento, el Aria que aclamamos muchos músicos como la mayor obra creada jamás... ¡Si pudierais ver su análisis armónico y melódico! nos dice que BACH no era de este mundo, en serio, fue un ser diferente y hermoso.
Ahora a los más inquietos que me leen, a vosotros que surcáis la noche vivos, inteligentes y mal tratados en este mundo de mierda, os regalo esto: