El autor de este artículo es un antiguo miembro de Meneame que ya no dispone de cuenta por haber abandonado este sitio de manera voluntaria, pero he creído interesante traeros una de sus reflexiones en redes sociales, sobre todo para aquellos que disfrutabais de sus artículos.
El último Euskobarómetro indica que tenemos menos vascos independentistas que nunca (sólo un 21%)... y curiosamente esto sucede con un Gobierno filoetarra, separatista y negador de la sagrada unidad de España.
Siempre que discuto con gente sobre estos temas digo lo mismo. Si yo viviese en un territorio sirio con ciertas particularidades culturales y un sentimiento de identidad, estaría deseando independizarme de la atroz dictadura del clan Assad. Si dicho territorio se ubicase en una democracia social y próspera como la finlandesa, estaría encantado de seguir siendo parte del Estado. Es decir, que para cualquiera con dos dedos de frente las características del Estado donde se integra el territorio "diferenciado" al que pertenece son claves para decidir si quiere seguir siendo parte de él.
Por eso la mayor fábrica de independentistas se encuentra en los hediondos agujeros nacionalcatólicos de aquellos cuyo modelo de país oscuro y enmohecido es incompatible con la justicia social, la transparencia y la verdadera democracia. Aquellos que sueñan con un país de señoritos y vasallos, donde el "usted no sabe con quién está hablando" sea ley, el matrimonio gay y la eutanasia estén prohibidas por contradecir la santa doctrina católica, el salario mínimo no pase de los 600 euros y los empresarios del campo o la hostelería no se vean importunados por la Inspección de Trabajo.
Si queremos combatir el independentismo, construyamos un país donde merezca la pena quedarse y aislemos a los defensores de la desigualdad, la explotación laboral, los privilegios, la invasión de la vida pública por doctrinas religiosas y la opacidad y falta de participación ciudadana en la política. Con el ejemplo vasco estamos viendo que esa estrategia funciona (y eso que el Gobierno no ha hecho ni la décima parte de lo que debería hacer para que superemos el franquismo igual que los chilenos están superando el pinochetismo).