La eternidad dura muy poquito

Hoy he ido a casa de un amigo a que me hiciese un arreglo en el ebook y al volver, me ha dado por sentarme en un parque casi vacío a leer. Ya había anochecido y mientras fumaba y leía a Richard Ford, una mujer muy mayor en silla de ruedas paseaba dirigida por una cuidadora latina, a ritmo de caracol.

El relato era un coñazo y no he podido evitar escuchar la conversación justo cuando pasaban a mi lado:

-Pero señora, póngase bien la mascarilla.

-Déjame, hija, si para lo que me queda qué mas dará.

-Ya, pero usted puede contagiar.

-Y qué más dará, si para lo que hay que vivir...yo lo que quiero es irme ya de este mundo y volver con mi marido.

La anciana se ha percatado de mi presencia y se ha puesto la mascarilla, mientras me miraba con unos ojos más llenos de sincera disculpa que de vergüenza.

Mientras las dos mujeres se alejaban y me invadía una tristeza densa y pegajosa, he buscado entre los subrayados de mi ebook un fragmento de Cheever:

"¿La eternidad? Es una vana ilusión. Déjame hablarte de otra esperanza más importante.(...) Si desapareciera, sin remisión, la idea de un mañana que merece ser vivido, el último atisbo de esperanza, aunque sea la esperanza de equivocarse, ¿de qué serviría la vida? (...) No estamos aquí para decidir, para trabajar, para criar, para crear. Estamos para creer que algo grande puede pasar. Tal vez no mañana, pero si pasado. O al otro. (...) La esperanza puede volver loco a un hombre. Pero es esa locura la única que da sentido a nuestras vidas, (...) Todos fracasamos. Cada día. A todas horas. Pero jamás podemos perder esa estúpida, imposible y hermosa ilusión de que un día todo será justo como queremos que sea. Y eso, Harold, es más importante que esa eternidad de la que me hablas. Esa, en realidad, es la única ración de eternidad que vivirás cada día. Aprovéchala porque, eso y no otra cosa, es la felicidad. Y podrás sentirla. Tan fuerte y tan corta que te hará querer más cuando te abandone. A veces nunca vuelve, pero tu siempre la estarás esperando".

Luego he ido al chino mientras escuchaba el concierto de la Fusa de Toquinho, Vinizius y la Creuza y he comprado tónica. Le he silbado a un perro y le he dado las buenas noches a mi mecánico que tiene su taller justo al lado de mi casa.

Me estoy preparando una buena cena y cuando termine pienso beberme dos gin tonics mientras veo alguna película de Capra. Sí, lo sé, mañana es miércoles y trabajo, pero la eternidad dura muy poquito y hay que aprovecharla.