Como esta es una conversación típica, me ha parecido interesante hacer una recensión de las partidarios de alargar el confinamiento y el bloqueo de la economía. Me gustaría dejar claro que es una simple lista de las cosas que he escuchado, y para que no haya dudas, diré que estoy de acuerdo con siete y en desacuerdo con tres.
En primer lugar, creo que no hay una división política clara al respecto. He visto, casi por igual, gente de derechas y de izquierdas, defendiendo el alargamiento de la cuarentena. En ese sentido, la ideología es un mal predictor de las personas sobre este tema.
Estos son los grupos:
(1) Las personas están muy preocupadas por sí mismas y por las personas cercanas, pero tienen menos empatía con los que están más lejos o no pertenecen a su círculo más próximo. Se trata de personas que no valoran los impactos adversos en el sistema en su conjunto o en otras personas lejanas. En general son personas mayores con niños, o personas con personas vulnerables a su cargo. El miedo es ahora su principal motor. Y es lógico.
(2) La gente que está absolutamente segura de que hay una solución a la vuelta de la esquina, y que los científicos y el sistema de salud pueden arreglar esto en cuatro días. Para ellos, no tiene sentido salir antes de encontrar esa solución rápida.
(3) Los que creen que si persistimos en el bloqueo, tendremos una solución definitiva y para siempre, y que si no lo hacemos, recaeremos.
(4) Las empresas que temen dar mala imagen a sus clientes y parecer insensibles. Les gustaría abrir, pero temen más a la mala imagen que a las pérdidas. Además, no creen que se pueda ganar dinero con las medidas de distanciamiento y creen que es mejor usar las medidas del Gobierno como pretexto para seguir cerradas, antes que reabrir, no ganar nada, y tener que pagar de su bolsillo a los trabajadores que ahora se pagan con cargo a los ERTE.
(5) Las personas que tienen problemas con sus alquileres o autónomos que no saben cómo pagarán a sus empleados si se reabre. Mientras se mantenga el cierre, se mantiene la moratoria y no los pueden desahuciar ni despedir. Para estos, lo mejor es que la cosa se alargue, porque el día que se levante el Estado de Alarma verán comenzar sus verdaderos problemas.
(6) Los que esperan cobrar más de las ayudas de lo que cobraban trabajando. Si además pueden hacer alguna cosa desde casa, entonces gana pasta a lo grande, como algunos trabajadores de gestorías, asesorías, etc, que hacen papeleo desde casa mientras sus empresas han cerrado o están en ERTE. La economía sumergida no ha desaparecido. y los que han visto duplicarse sus ingresos no quieren el fin del Estado de Alarma.
(7) Las iglesias, porque la mayor parte de sus feligreses son personas mayores del grupo primero, o sea, que tienen miedo. Y no quieren cabrear a su clientela.
(8) La gente que supone que la economía se recuperará enseguida, que todo volverá a la normalidad en tres meses y que entre tanto Gobierno puede los problemas del cierre, haciendo lo que haya que hacer para que la cosa siga tirando.
(9) Gente que quiere ver el mundo arder y que creen que esta oportunidad para que la gente se cabree y comience una revolución contra el capitalismo no se puede desaprovechar. Piensan que el cierre ayuda a empeorar las cosas y que eso puede acercar la revuelta con la que siempre han soñado.
(10) Legiones de funcionarios y trabajadores públicos, en especial administrativos, de ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas y Gobierno Central que siguen cobrando en casa, tranquilamente, sin hacer nada o simulando cumplir jornadas ridículas. Porque los funcionarios no son sólo bomberos, policías y personal sanitario. El personal de oficina, por citar sólo a la parte más numerosa, está maravillosamente en casa.
Otro día hablo de los que quieren que esto acabe cuanto antes. También son muchos grupos.