Las cosas no son lo que parecen.
Resulta que si se independizaran de España los vascos y los catalanes, el PSOE no ganaría las elecciones en mucho tiempo, y eso me lleva a pensar que el principal enemigo de los movimientos independentistas es el PSOE, porque cosecha una enorme ventaja en esas regiones donde el PP no se come una berza.
El PSOE puede contarnos lo que quiera sobre el federalismo, el derecho a la autodeterminación o el coño e la Bernarda, pero sabe muy bien que si algo de eso llegase a convertirse en realidad, estarían a la sombra muchos, muchos años, con un déficit fiscal, además, que llevaría a recortar todas sus políticas sociales y sus gallifantes.
No, de verdad: el socialismo no es compatible con la autodeterminación de los ricos. Y en España hay muy pocos pobres que exijan la autodeterminación. En ninguna parte, diría yo, aunque seguro que aparecen ejemplos y yo misma pueda dar alguna muestra amarilla de colonias a las que su metrópoli quiso quitarse encima mediante un movimiento artificial de independencia (San Cristóbal y Nevis).
Por lo tanto, España necesita a los indepes y los indepes necesitan a España, cada uno por sus motivos, con lo que sería bueno llegar a algún tipo de acuerdo para no darnos por saco mutuamente. Unos prometen el referéndum y los otros lo retrasan. Todo junto, como un buen baile de cabaret.
En estos momentos, los indepes han visto que gobernar con Sánchez da votos a Sánchez y no a ellos. Las cosas como son. Lo que les vendría bien sería un Gobierno rancio y casposo del PP, a ser posible con Vox, para reactivar a sus bases. Pero eso no se puede votar directamente, así que lo suyo será ir a nuevas elecciones a fuerza de pedir unicornios. Yo pido lo imposible, tú no me lo das, yo me hago el digno, tú te encoges de hombros y patada a seguir.
Porque imaginad, ahora, que piden un referéndum de independencia y se lo dan. Ahora...
¡Vaya putada!