No soy de esos buenistas que cree que ETA nunca debió existir. Si ETA nace y comienza a recurrir a la violencia, es, principalmente, como enfrentamiento directo (y prácticamente único, casi nadie más se atrevió a hacerlo) a la dictadura franquista. Ahí quedan los asesinatos de Carrero Blanco y Melitón Manzanas que yo habría celebrado de haber estado vivo, como muchos españoles lo hicieron.
Pero una vez que llega la democracia, ¿qué sentido tiene todo ese salvajismo atroz que supone el terrorismo travestido en una supuesta causa política?
El trabajado y mastodóntico documental de Amazon "El desafío. ETA" merece ser visto. Detallado, cuidado, con numerosas entrevistas, bien hilado, emocionante y emotivo, tiene una importancia realmente significativa como documento histórico, pero ante todo, su valor reside en mostrarnos cuán rápido olvidamos los españoles una situación verdaderamente espantosa, aquello que se llamó socialización del terror, ese eterno temor a un atentado CADA DÍA. La emoción del documental reside en mostrar la lucha del Estado contra una panda de pirados que pasaron del socialcomunistas a mafiosos descerebrados en cuestión de pocos años. La emotividad reside en los testimonios de las víctimas y familiares, que te destrozan a veces (complicadísimo terminar los capítulos de los atentados a las Casas Cuartel de Vic y especialmente a la de Zaragoza sin llorar) y otras te llenan de admiración y respeto (Irene Villa).
Eso sí, el documental patina varias veces. En primer lugar pasa de puntillas por el asesinato de Pertur, dirigente de la ETA político-militar, que no creía en la lucha armada una vez instaurada la democracia y abogaba por luchar, exclusivamente, a través de la política. Y, que no se me entienda mal, la influencia de Pertur aunque grande, tal vez no habría conseguido evitar la deriva hacia el terror, pero su asesinato es realmente simbólico porque muestra ese punto de inflexión en el que ETA da el paso definitivo e irreversible hacia la miseria moral.
Más cagadas: al analizar el 11M, los guionistas no mencionan las llamadas de Aznar a los directores de los periódicos, ni todas las mentiras de su gobierno.
Otros patinazos: Excesiva presencia de Aznar y González, cuya valor simbólico es indudable, pero muy poca de otras figuras cuyas voces también deberían haber sido escuchadas como etarras arrepentidos o el socialista Josu Eguiguren, al que no veo aparecer hasta el último capítulo.
Tampoco se habla de la posición de la AVT en contra del proceso de paz y se pasa completamente de puntillas por los casos de tortura de la Guardia Civil, focalizándolo todo en la figura de Galindo y compañía y la creación, desarrollo y final de los GAL. Pese a que los errores de la Guardia Civil jamás podrán ser comparados a la maldad de ETA, era preciso documentar estos casos para mostrar que, a veces, la lucha contra el horror, también produce maldad.
No se habla tampoco de otro de los aspectos más terribles de los 80 y 90: los chantajes a empresarios, que causaron el terror a centenares de inocentes cuyo único delito fue tratar de prosperar en Euskadi. Tampoco del hecho de que ETA, que siempre se amparó en su ideología a la hora de captar, mató a numerosos obreros.
El documental da voz a unos y otros, pero creo que en el caso de Herri Batasuna y el entorno de ETA, sólo se han buscado a personas que siguen creyendo que la violencia era la solución, dejando el peso del nacionalismo arrepentido y/o civilizado a dirigentes del PNV y a los dirigentes de la ETA primigenia, muchos de los cuales se desmarcaron del proyecto un poquito después de la muerte de Pertur o antes de los 80.
"En Euskadi, muchos piensan que ETA perdió la batalla, pero todos los vascos sabemos que todos perdimos la guerra", esa frase fue pronunciada por Maixabel Lasa, viuda del político vasco Juan María Jáuregui, tras reunirse con el asesino de su marido y describe a la perfección esa sensación amarga que a uno se le queda al terminar "El desafío: ETA". Este país necesita más que nunca ejercicios documentales como este. Por la memoria de los que fueron asesinados y por el futuro de aquellos que no conocen el pasado.