Don Melonico y el Consejo de Transparencia: cuestión de prioridades

Don Melonico es un risueño personaje cuya misión es animar a los niños murcianos a que coman fruta. Protagoniza un cuento que ha sido distribuido por el Gobierno autonómico murciano (tirada de 60000 ejemplares repartidos por los colegios, y coste de 150000 euros). El problema es que el padre de Don Melonico se preocupó mucho de arrimarse a la consejería competente para conseguir cuantiosos beneficios, pero no de mandarle a la escuela. Y Don Melonico, en su cuento, comete faltas de ortografía obscenas.

Verbos imperativos convertidos en infinitivos ('poner' en lugar de 'poned'), palabras sin tilde ('azucares' y 'fosforo' sustituyendo a 'azúcares' y fósforo'), comas puestas en lugares erróneos u omitidas, o directamente una falta de ortografía grave, como poner 'birutitas' cuando esta palabra no se escribe con 'b', sino con 'v'. Así se expresa Don Melonico ante niños de entre 6 y 9 años, con el patrocinio del dinero público de todos los murcianos. Los sufridos profesores de primaria están aprovechando el libro para que los niños jueguen a detectar faltas de ortografía.

La prensa murciana ha sacado la noticia, y enseguida la consejería ha prometido retirar los libros y encargar una nueva remesa sin faltas de ortografía. Posiblemente, otros 150000 euros para el padre de Don Melonico. Y si se le escapa alguna falta en la nueva edición, puede que otros 150000 euros www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2019/01/23/don-melonico-cabrea-madr Hoy, hablando con un representante público, me decía que el padre de Don Melonico tenía una relación sentimental con una de las cabezas visibles del Gobierno regional. No puedo afirmarlo porque carezco de datos plenamente fiables. Pero sí puedo certificaros (al igual que la prensa regional) todo lo demás.

Pensando en Don Melonico, hoy he acompañado a un cliente al Consejo de la Transparencia de Murcia, que se dedica a resolver las quejas que presentan los ciudadanos contra la denegación de documentos e información pública por parte del Gobierno regional, exigiéndole que haga entrega de tales documentos cuando la Ley de Transparencia así lo exige. El máximo responsable del Consejo es un hombre decente, y hace su trabajo. Por eso el Gobierno regional no le puede ver.

Pues bien, el panorama era desolador. Un sólo asesor jurídico haciendo frente a cientos de expedientes, porque el Gobierno regional se niega a aumentar la plantilla del Consejo, a pesar de las constantes peticiones al respecto. Han llegado a rogarles que, al menos, les asignen algún interino para que descargue de trabajo al asesor jurídico. Pero no conviene. Así que los expedientes de 2017, todavía no han acabado de tramitarse...y estamos en 2019. El asesor jurídico seguirá lidiando en soledad con decenas de miles de folios, y se comerá las críticas de los ciudadanos que, con razón, no entienden como después de año y pico no han recibido respuesta, pese a que según la ley debían haberla obtenido en un máximo de 3 meses.

Pero es cuestión de prioridades. Hay cientos de miles de euros para enseñar (poco a poco) ortografía a Don Melonico. Pero no para que los murcianos cuenten con un organismo que les defienda frente a la opacidad y el oscurantismo del Gobierno regional, que niega el acceso a los informes jurídicos que (en teoría) avalan sus decisiones más polémicas...y se lo niega a los propios afectados. En Murcia, el kafkiano nivel de decadencia de nuestro gobierno regional recuerda al de la corte de Calígula. Y lo malo es que, con sus dos muletas de C´s y Vox, van a seguir gobernando para garantizar que, cueste lo que cueste, Don Melonico aprenda a escribir durante la próxima legislatura.