Hoy desvelaré el que posiblemente sea mi mayor secreto en 18 años dedicados al periodismo. Es uno de los hechos que me llevaron a cambiar de rumbo. Quizá me perjudique más de lo que me beneficie, pero es un ejemplo de cómo algunos construyen noticias en este país. Lo hago ahora que se está hablando mucho de la calidad del periodismo español a partir de unos audios entre uno de los pesos pesados de la televisión de este país y un ex comisario. Que se hayan producido este tipo de alianzas para perjudicar a un partido político no me extraña. Creo que el periodismo español debería reflexionar el rumbo que ha tomado haciendo una reflexión que debería comenzar en las propias universidades, pasando por asociaciones de la prensa, medios, anunciantes y, por supuesto, audiencia.
Voy con ello
Durante todos estos años puedo asegurar que nunca he inventado nada que haya publicado ni creo haber publicado nada inventado. Es verdad que he podido cometer errores de enfoque de una información, que alguna vez los datos facilitados por una fuente no hayan sido del todo reales o que no haya podido contrastar una noticia con todas las partes porque alguna no respondía. Sin embargo, yo nunca me he inventado nada, salvo en una ocasión, aunque la noticia también tenía una base de realidad.
Llevaba ya un tiempo publicando en mi propia página de información deportiva. Su nombre es Deporte del Sur y, aunque generaba ingresos, nunca han sido lo suficientemente consistentes como para suponer una parte importante de mi salario. En una época en la que no sabía qué dirección tomar con la web, decidí basarme en algunas conversaciones con amigos triatletas para construir una noticia ficticia.
Una invención con una base de realidad
Durante mis años ligado al triatlón, escuché a muchos conocidos hablar de las grandes cantidades que invertían en sus equipamientos, especialmente en las bicicletas cuando disputaban pruebas de media o larga distancia. Las mujeres de muchos de ellos se quejaban constantemente de los gastos y otros reconocían que sus mujeres ni siquiera sabían lo que gastaban porque de saberlo los pondrían de patitas en la calle. Con todo aquello, elaboré una noticia con el siguiente titular: «Le pide el divorcio a su marido tras comprar una nueva bici de 11.000 euros». Tras aquel título, construí una noticia con apariencia de historia real de un triatleta de un pueblo de Granada que todo el mundo se creyó. La noticia se publicó un viernes por la tarde de noviembre de 2016. Desde el primer minuto, empezó a ser compartida en redes sociales, pero, para más asombro, durante el fin de semana, medios informativos de todo el país empezaron a publicar la noticia copiando directamente de la web. Cuando hablo de medios informativos, me refiero a medios especializados en triatlón y ciclismo, pero también a periódicos nacionales de los más importantes que vieron carnaza y notaron que estaba teniendo tirón. Tan solo cambiando ligeramente el texto inventado por mí, lo publicaron en sus ediciones digitales (la mayoría de las publicaciones todavía se pueden ver haciendo una búsqueda en Google). Nadie, absolutamente nadie de estos medios, contactó conmigo para preguntar si era real o no la información, conocer más detalles o intentar hablar con el triatleta afectado. A estos niveles ha llegado lo que llamamos «periodismo», al copia y pega sin contrastar nada. Solo pondré una excepción y es que, ya el lunes y después de que la noticia se hubiese viralizado en multitud de medios, me llamó el redactor de un importante programa de radio para intentar contrastar. Fue el único que lo hizo bien. Si alguna vez lee estas líneas, le pido perdón porque entonces no le conté la verdad.
Gane más dinero que con ninguna otra noticia
Sí, fue mi primera y única fake news hasta la fecha y con ella he ganado más dinero que con ninguna otra noticia que jamás haya escrito porque las visitas se multiplicaron y también los ingresos por publicidad. No me hice rico, pero me salvó el mes, ¿es o no es para darle una patada al periodismo?
Cuando trabajas tantas horas por una miseria de salario y encima te ocurre todo esto, es normal que no haya mucha gente dispuesta a correr riesgos o que termine decantándose por el dinero fácil, aunque suponga renunciar a la ética. No obstante, creo que todo está perfectamente organizado por el poder político y económico. Saben cuánto y en quiénes invertir para tener a la prensa controlada, el periodismo está manipulado, la política está en todo, la vida pública española está dopada. Yo me bajé de este barco.
Lo que cuento es totalmente real y se incluye en el libro La vida es una remontada junto con otras muchas historias (reales) de mi época como periodista deportivo.