He escuchado a muchos dirigentes hablar del derecho a defenderse de Israel, sin embargo no he escuchado a ninguno hablando del derecho a defenderse de Hamás, ni tampoco de Palestina. Sin duda hay una doble vara de medir. No tengo claro qué incluye ese derecho del que hablaban, pero cuando cortaron el agua y la electricidad y empezaron los bombardeos sobre más de un millón de palestinos en Gaza, esos dirigentes no dijeron inmediatamente que eso no es a lo que se referían con derecho a defenderse.
Según el derecho internacional humanitario, no existe el derecho a defenderse de una potencia ocupante colonial. Sin embargo, sí existe el derecho a defenderse de un pueblo bajo dominación extranjera y ocupación. Con esto no quiero justificar las atrocidades cometidas por Hamás, que sin duda hay que condenar. Pero no se debe ignorar el contexto.
Por otra parte, en el caso de Nelson Mandela, pasó de ser acusado de terrorismo a ser admirado por contribuir a terminar con el apartheid en Sudáfrica. Una vez más, no justifico la violencia, pero hay que contextualizar.
No se trata de situarse en uno de los dos bandos incondicionalmente. Aunque tampoco se puede ser equidistante en un conflicto tan desequilibrado y asimétrico. Hay que condenar todos los asesinatos de civiles, lo que incluye los atentados de Hamás y los bombardeos de Israel. Uno fue un acto terrorista, y otro un castigo colectivo y un genocidio.
Ni todos los palestinos simpatizan con Hamás, ni todos los israelíes simpatizan con su gobierno sionísta. Creo que ahí está la clave para encontrar una solución para que algo así no vuelva a suceder. Los israelíes no sionistas y los palestinos pacifistas tienen la llave para resolver el conflicto.