Tenéis algunos la suerte de tener ese amigo de la infancia inseparable?
Ese amigo con el que la mirada lo decía todo, con el que compartías hasta los calcetines, con el que construiste una relación de confianza, respeto, lealtad y cariño, con el que pasaste décadas y daba igual si estabas a un km o a diez mil que siempre había una excusa para verse. Con quien ganaste y perdiste, con quien reíste y con quien lloraste, con quien compartías todos los placeres como el cine o la música. De esas personas que cuando estabas mal sólo necesitabas escuchar su voz para levantar el ánimo y sentir seguridad y confianza a su lado.
Así era mi mejor amigo y el cáncer se lo llevo. Cuidad a los que os importan, os quiero meneantes.