1. Introducción
En este pequeño artículo me dispongo a comparar dos respuestas al incremento de la inseguridad salarial: la renta básica (que llamaré RB) y el empleo o trabajo garantizado (que llamaré TG).
En 1987, el economista de Princeton Alan Blinder describió una de las mayores debilidades del mercado capitalista: la incapacidad de dar trabajo productivo a aquellos que querían y podían trabajar. Comentaba, además, que esta debilidad había ido en incremento desde los años 70 por lo que "reducir el alto desempleo es un desafío moral, político y económico de alto nivel" (Blinder, A. S. (1989). Macroeconomics under debate. University of Michigan Press).
A día de hoy, los gobiernos en todo el mundo han abandonado la idea del pleno empleo y se contentan con acercarse un poco y ayudar a los desempleados. En definitiva, la economía ortodoxa (por lo menos desde los 70) ha apoyado a los políticos que deliberadamente han restringido sus economías bajo el pretexto de que el papel de la política es asegurar que la economía funciona en torno a la tasa natural del desempleo. Por lo tanto, las políticas fiscales y monetarias han impedido que sus economías generen los suficientes trabajos para satisfacer las preferencias de la fuerza laboral, y las suficientes horas de trabajo para aquellos que están empleados. El resultado ha sido un desempleo persistentemente alto y altos niveles de subempleo (Mitchell y Carlson, 2001). Irónicamente, los proyectos que requieren de trabajo intensivo y, por lo tanto, son atractivos para la fuerza laboral, se han quedado parados (WRAY, L. Randall, et al. Understanding modern money. Cheltenham: Edward Elgar, 1998.). Los costes acumulados del desempleo son enormes y empequeñecen los costes del aparato microeconómico de la ineficiencia (MITCHELL, William F.; WATTS, Martin J. The path to full employment. Australian Economic Review, 1997, vol. 30, no 4, p. 436-443.).
Un resultado clave de estas absurdas tendencias del mercado laboral ha sido el aumento de la inseguridad laboral tanto para familias como para particulares. Es aquí donde elaboramos la RB y el TG.
Como mencionaba al principio, muchos expertos consideran la RB incondicional como la forma perfecta de plantar cara a esta inseguridad salarial, como Tomlinson, Van Parijs (en quien me centraré), o la BIEN (Basic Income Earth Network). En este artículo planteo que esta opción es, como mucho, paliativa y se basa en la incapacidad de atacar apropiadamente al problema de la inseguridad salarial y a la incapacidad para entender las opciones que un estado soberano tiene a la hora de garantizar trabajo a la población.
En este artículo demostraré que no hay límites en cuanto a garantizar el trabajo, más allá de los límites políticos e ideológicos. Curiosamente, las nociones filosóficas de la ciudadanía y los derechos individuales que sustentan la RB, son las mismas que sustentan el TG. Es decir, para introducir una RB uno tendría que cruzar las mismas barreras políticas e ideológicas que tendríamos que cruzar a la hora de introducir el concepto de TG. En este sentido, la RB es una opción de segunda categoría en comparación con un programa a gran escala para garantizar el empleo.
En este sentido, prefiero resolver la inseguridad salarial de raíz centrándonos en las causas del desempleo. La solución se basa en restaurar el papel del estado como último recurso a la hora de dar empleo (WRAY, L. Randall, et al. Understanding modern money. Cheltenham: Edward Elgar, 1998.).
2. El problema de la inseguridad salarial
Aquellos que abogan por la RB ponen su atención en la inseguridad salarial mientras los que abogan por ala TG desarrollan que la inseguridad salarial es sólo un aspecto de un problema mayor que se centra en el papel del desempleo en una economía capitalista mixta que está continuamente restringida por sesgos inflacionarios.
La RB se basa en la falsa premisa de que los gobiernos están financieramente restringidos. La inconsistencia es que las condiciones políticas que deberían estar presentes para facilitar la RB requieren que el Estado reconozca los valores filosóficos de la ciudadanía y los derechos individuales. Bajo el argumento pro-RB se encuentra la reivindicación de que el empleo total es imposible mediante medios razonables y se necesita de sueldos inferiores, menos protección social, más estrés y más desigualdad (STANDING, Guy. Beyond the new paternalism: Basic security as equality. Verso, 2002.). Pero los valores que sustentan una transición hacia la RB no son una opción sostenible en el entorno presente, incluso si redescubrimos una "fuerza colectiva". El debate debería ser, realmente, sobre si la RB se puede considerar una opción superior en una economía monetaria donde los mercados privados están restringidos por sesgos inflacionarios.
En este contexto, el modelo del TG desafía al de la RB incorporando explícitamente el hecho de que el Estado no tiene restricciones financieras sino restricciones políticas. De este modo, el modelo del TG abandona cualquier asociación entre los sesgos macroeconómicos y la restricción del presupuesto gubernamental que es pieza central en la económica neoclásica, así como reconociendo que la única política sostenible que puede resolver la inseguridad salarial es, en definitiva, restaurar el empleo total. De este modo, el problema está es un fallo sistemático en la forma de una política macroeconómica mal desarrollada y ejecutada impuesta en gente vulnerable que no tienen la capacidad de mejorar sus devenires.
A la hora de desarrollar una RB incondicional, se presta poca atención a las causas de la inseguridad salarial aunque claramente se tiende a relacionarla con el aumento del desempleo masivo que mencionaba antes. Gente como Van Parijs analiza el problema desde un punto de vista igualitario y liberal, mencionando que los individuos deben tener "libertad real"; un estado marcado por la ausencia de restricción sobre las acciones y la presencia de recursos para desarrollar proyectos (BOWLES, Samuel, et al. Homo reciprocans: A research initiative on the origins, dimensions, and policy implications of reciprocal fairness. Advances in Complex Systems, 1997, vol. 4, no 2/3, p. 1-30.). Esto requiere que los recursos sociales escasos, como el acceso al empleo, deberían distribuirse para maximizar el valor de las oportunidades disponibles para los que mas las necesitan.
Parijs concluye que el capitalismo se puede justificar redistribuyendo la riqueza en forma de una RB para todos los individuos, indiferentemente de su situación financiera derivada de otras fuentes de ingresos y sus relaciones con los recursos productivos. No estaría restringida a los desempleados involuntarios sino que se destinaría a aquellas personas que decidan no trabajar, como amas de casa, surferos y vagabundos. En este artículo, presto especial atención a lo que Clark y Kavanagh describen como "renta básica completa", donde la RB se pone por encima de la línea de pobreza, reemplazando otras formas de ayuda pública, y se financiaría mediante un aumento de los impuestos.
Mientras el análisis macroeconómico dentro del modelo de RB tiende a limitarse a cómo se financiaría el tema, sus defensores argumentan que la introducción de una RB es una forma de reconciliar los objetivos de las ayudas por desempleo con el pleno empleo. Entonces, ¿cómo conseguirá la RB el pleno empleo? La respuesta a esta pregunta, básicamente, depende de cómo desarrollemos el problema y como definimos al pleno empleo.
Generalmente, se acepta (y rara vez se explica) la existencia y persistencia del desempleo en los modelos de la RB. Sin embargo, Parijs presenta un debate que es, al mismo tiempo, una explicación del desempleo y un modelo para financiar la RB. En el 2003, Cowling, Mitchell y Watts desarrollaron un largo análisis que muestra como la explicación de Van Parijs tiene sus raíces en la teoría neoclásica. Lo resumiré todo grosso modo. Para Parijs, el desempleo aparece porque las rigideces salariales impiden la competencia y evitan que el mercado laboral se despeje.
Se ofrecen diversas posibilidades para reforzar la existencia de las rigideces salariales, incluido el papel del poder sindical y la legislación sobre el salario mínimo, y los resultados de las negociaciones, que generan "salarios de eficiencia".. Así pues, el desempleo es el resultado de la ruptura del equilibrio competitivo y no una consecuencia del fracaso a nivel macroeconómico.
Su desarrollo del problema entonces lleva a una solución bastante rara (y neoclásica) en términos de una redistribución del tipo "derecho a la propiedad" representada por la supuesta existencia de unos "impuestos de empleo". Parijs dice que en caso de que falten trabajos "demos a cada miembro de la sociedad un derecho comerciable equivalente a la proporción de esos trabajos".
En definitiva, la RB se financia con impuestos a los trabajadores que disfrutan de estos "impuestos de empleo". Parijs añade que:
"(...) estas rentas se dan por la diferencia entre los ingresos (y otras ventajas) que los empleados obtienen de sus trabajos, y los ingresos (más bajos) que necesitarían obtener si el mercado se despejara. En una situación de desempleo masivo persistente, no hay duda de que la suma total de estas rentas aumentaría enormemente la cantidad disponible para financiar la subvención".
De este modo, una RB permite a los trabajadores llevar una vida decente, aunque modesta, sin un sueldo. Pero el concepto de "pleno empleo" que está implícito en esto es también inaceptable. El pleno empleo se consigue mediante una retirada artificial de la oferta de mano de obra. Los "desempleados" se reclasifican como "no [es] parte de [la] mano de obra" y ya está; el problema del desempleo está resuelto. Parijs concluye que eso de que los surferos viven de los demás es inválido porque:
"... es una descripción errónea de lo que hacen los surferos si de lo único que viven es de su parte, o menos de su parte, de las rentas que de otro modo estarían monopolizadas por los que tienen los empleos productivos de una sociedad rica" (1991).
Cowling y compañia (2003) muestran que hay muchísimos problemas con esta definición del desempleo y de este modelo a la hora de desarrollar la RB. Entre otros:
- Dentro de la lógica de este análisis, las negociaciones salariales reflejan la libertad de asociación y la maximización de las decisiones en ambos lados del contrato. La productividad caería si las empresas sólo ofrecieran el salario competitivo. El proceso de contratación se haría más difícil y la rotación de personal aumentaría. Los resultados salariales no son disfuncionales y no son imperfecciones que puedan eliminarse para restablecer un mercado laboral por lo demás (perfectamente) competitivo.
- La documentación sobre la RB presume que la buena vida (laboral) que tiene el trabajador es a expensas del desempleado y que la escasez es el problema. Pero mientras que los trabajos pueden ser escasos, ¿podemos decir que no hay actividades útiles para los desempleados si hay demanda de sus servicios? ¿Podemos decir que la provisión de un ingreso sin trabajo es equivalente a la provisión de un ingreso con un trabajo?
En definitiva, una respuesta más eficiente de cara al desempleo y a la inseguridad salarial es observar por qué la gente no tiene la oportunidad de encontrar empleo y alterar la conducta de la política macroeconómica para que sea consistente con el pleno empleo.
3. El Trabajo Garantizado
¿Qué causa la inseguridad salarial? La solución debe ir más allá de ofrecer una solución paliativa. La fuente más significante de inseguridad salarial es, evidentemente, el desempleo. El ataque a la inseguridad salarial debería siempre empezar con una iniciativa política que apunte directamente a restaurar el pleno empleo.
Varios autores han mostrado que el alto nivel de desempleo en la mayoría de las economías de la OCDE durante los últimos 30 años ha sido resultado del crecimiento económico de los países en la OCDE por debajo de los niveles necesarios para absorber el crecimiento de la mano de obra y el crecimiento en la productividad laboral (MItchell 1998, Wray 1998, Mitchell 2001). Los países que han evitado caer en el alto nivel de desempleo en los 70 han mantenido un "...sector de la economía que funciona efectivamente como empleador [como último recurso], que absorbe las alteraciones que se producen de vez en cuando y, de manera más general, pone el empleo a disposición de los menos cualificados" (Ormerod, 1994).
En contradicción con las explicaciones de la RB, el modelo del TG explica la persistencia del desempleo como un fallo del sistema, siendo el resultado de políticas macroeconómicas equivocadas que no han logrado generar suficientes puestos de trabajo -y suficientes horas de trabajo- para ajustarse a las preferencias de la mano de obra.
El nivel de desempleo en cualquier momento es una elección del gobierno cuando establece y calibra sus parámetros presupuestarios. El desempleo persistente es el producto de un gasto presupuestario continuamente inadecuado. Ipso facto, los defensores del TG argumentan que el Estado debe utilizar su poder para mantener los niveles de demanda agregada compatible con el pleno empleo y el control de la inflación.
El modelo del TG lo podemos ver en Mitchell y Watts (2001) y previamente en Mitchell (1998), pero voy a resumirlo en los siguientes puntos:
- Pleno empleo: El sector público opera como una reserva de empleos para absorber a trabajadores que no pueden encontrar empleo en el sector privado. Esta reserva de expande (disminuye) cuando la actividad del sector privado disminuye (se expande). Por ende, hay una oferta abierta del gobierno para "comprar" la mano de obra.
- Sueldos en el TG: El sueldo en este modelo se sitúa en el nivel más bajo de los salarios para evitar atacar a la estructura de los salarios privados. En otras palabras, el gobierno contrata a "los que están abajo" y no compite con precios de mercado.
- Salario social: El estado suplementa las ganancias del TG con un amplio rango de pagas sociales, como niveles adecuados de educación pública, salud, y acceso a ayuda legal. Además, la política del TG no remplaza la política fiscal convencional para conseguir resultados sociales y económicos. EN general, se prefiere un mayor nivel de gasto en el sector público.
- Control de la inflación: El TG mantiene el pleno empleo controlando la inflación. Cuando el nivel de la actividad del sector privado es tal que las presiones salariales y los precios resultan como precursores de un episodio inflacionario, el gobierno manipula las medidas fiscales y de política monetaria (preferentemente la política fiscal) para reducir el nivel de la demanda del sector privado. El aumento resultante del empleo dentro del TG indica el grado de la "holgura" del sector privado que es necesaria para resolver la lucha distributiva sobre los ingresos reales. La política de ingresos puede ser complementaria para reducir el nivel de empleo dentro del TG con un control inflacionario, si así se desea.
- Prestaciones de desempleo: Podrían ser eliminadas gradualmente, opcionales o abandonadas. El TG por si mismo puede operar con cualquier opción. Sin embargo, abandonaríamos las prestaciones después de un corto periodo porque el TG ofrece trabajo remunerado directamente.
- Tipos de trabajos: Los trabajadores dentro del TG trabajarían en muchas actividades socialmente útiles como proyectos de renovacion urbana, proyectos medioambientales o de construcción (reforestación, por ejemplo), ayuda a los pensionistas, y ayuda a la comunidad en general (COWLING, Sally; MITCHELL, William F.; WATTS, Martin J. The right to work versus the right to income. International Journal of Environment, Workplace and Employment, 2006, vol. 2, no 1, p. 89-113.).
En resumen, a diferencia de la RB, el TG trata directamente la causa de la inseguridad salarial desarrollando un sistema para garantizar el trabajo y, por ende, un sueldo. Cualquier persona capaz de trabajar puede acceder a un trabajo que le permita vivir. Aquellas personas que no pueden trabajar pueden recibir un sueldo con el que vivir.
El pleno empleo se consigue ajustando el nivel de demanda agregada, asegurando que la economía ofrece suficientes oportunidades laborales, en lugar e desarrollar ajustes en la demanda de mano de obra que se desentienden del problema.
El modelo de TG difiere de el estándar Keynesiano porque ofrece solo la mínima expansión de la demanda (El coste de contratar desempleados) en lugar de depender del gasto del mercado. Los impactos inflacionarios, como se puede entender, son completamente diferentes.
La RB se enfrenta a la cuestión de la seguridad salarial desde un punto de vista pesimista en el que el desempleo es inevitable y resultado de imperfecciones del mercado en lugar de un fallo macroeconómico. La política del a RB propone desligar el sueldo del trabajo y se apoya en nociones de "justicia".
Al no abordar las cuestiones macroeconómicas, los defensores de la RB se han mostrado reacios a entablar un debate significativo sobre los méritos de restablecer el pleno empleo.
4. Conclusión
Recientemente he visto que se está hablando mucho de una aparente renta básica o renta mínima "universal". De lejos, suena bastante bien y - en efecto - hay miles de modelos donde la renta básica parece funcionar. Sobre el papel, claro. Sin embargo, concluyo que garantizar el empleo es una mejor opción por los argumentos expuestos anteriormente.
He intentado añadir la máxima cantidad de referencias posibles y os recomiendo que, como mínimo, las consultéis a la hora de debatir el artículo.
A su vez, hay múltiples modelos para desarrollar una RB que no he mencionado aquí, ya que he preferido centrarme en Parijs considerando que es uno de los pilares en cuanto a la defensa de la RB.
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