Estoy empezando a leer algunas noticias sobre motines y reyertas en las cárceles españolas, además de opiniones muy desacertadas. Toda esta (des)información puede dar lugar a estados de ansiedad y preocupación en aquellos que tengan familiares que trabajen en las prisiones, o que estén presos. Permitidme que escriba un pequeño artículo sobre lo que está pasando, para el que quiera informarse de este tema, y que sirva además para tranquilizar a estas personas.
La situación en las cárceles es, ahora mismo, normal. Hay intranquilidad en la población reclusa, pero no más que la que podamos tener en la calle. Curiosamente, los presos han ido un paso por delante de todas las decisiones tomadas por el Ministerio del Interior. Antes de decretarse el estado de alerta, cuando se suspendieron las comunicaciones vis a vis, muchos internos llamaron a sus familias para que no viniesen a verles ni siquiera por locutorios, porque el hacinamiento de familiares a las puertas de los módulos de comunicaciones, más las condiciones de los locutorios (cuartos pequeños acristalados que sólo se limpian dos veces al día), son el caldo de cultivo perfecto para el contagio del virus. Cuando se informó de que los permisos de salida sí se podían seguir disfrutando, muchos los aplazaron hasta después de que pasase esta crisis, porque a la vuelta de los permisos habrían de estar dos semanas en aislamiento. Es decir, que al regresar del permiso, estarían en unas condiciones muy similares a las de los presos en primer grado: ceñidos a un horario muy estricto para llamar por teléfono o salir al patio, sin apenas contacto humano, etc.
La situación es normal porque, aunque los presos están intranquilos por sus familiares y algo irritados por no poder verlos, la vida en prisión tiene ahora mismo ciertos "privilegios" que el resto de la población no se puede permitir. Por ejemplo, echar un partido de fútbol. O ir al economato a tomarse un café. O usar el servicio de peluquería. Y además, con mayor tranquilidad de que ningún otro preso puede contagiarle el coronavirus, por motivos obvios.
Los motines y trifulcas que se están dando en las cárceles ahora mismo vienen porque hay escasez de "suministros", léase droga. Y esto está ocurriendo únicamente en los módulos conflictivos. La forma más común de entrar droga en la cárcel es en el interior del cuerpo, ya sea en el recto o en el estómago, y se hace a los regresos de permisos de salida o en las comunicaciones vis a vis. Ahora mismo, ambos están suspendidos.
¿Y esto lo saben los funcionarios de prisiones? Por supuesto. Se hacen cacheos, registros, pruebas... pero no hay medios para realizárselos a todos y además, digamos que "no conviene".
No conviene porque, para empezar, no se le puede hacer un registro anal a todos los familiares que vayan a visitar a presos, porque generaría una respuesta muy negativa. Y no conviene porque, si se cortase de raíz la entrada de droga en la prisión, tendrían que sustituir a la mitad de los funcionarios por GEOs para controlar a los consumidores. Y aún así, muchos presos acabarían en primer grado. Los módulos conflictivos serían la selva. Por este motivo, muchas prisiones carecen de máquinas de rayos, como las que hay en los aeropuertos, con las que se podría averiguar al instante si los familiares o los presos esconden algo en su interior.
En la cárcel, se sabe quiénes son los "camellos", pero se les deja hacer hasta cierto punto, siempre que su "suministro" mantenga los ánimos calmados, y no generen situaciones violentas debido a las deudas concedidas.
Incluso en los programas de deshabituación a las drogas del interior de la cárcel hay varios pasos que explicaré de forma sencilla. Estos programas no son obligatorios, pero sí favorecen al interno a la hora de acogerse a beneficios penitenciarios. Y el paso principal es "sigo consumiendo, pero quiero concienciarme para dejarlo". El siguiente es "lo estoy dejando poco a poco" y el siguiente es "lo he dejado, pero tengo miedo a recaer". Programas del interior de la prisión. Blanco y en botella.
En Italia ha habido siete muertos por un "motín" en una prisión. Siete muertos por sobredosis, un motín para asaltar la farmacia de la cárcel.
En algunas cárceles se están tomando algunas medidas para tratar de hacer la cuarentena más llevadera a la población reclusa. Una vez más, curiosamente, estas medidas son hacer la cuarentena un poco más cuarentena: se está permitiendo a los presos quedarse en sus celdas si así lo desean (normalmente sólo se permite en fines de semana y festivos).
Por otro lado, se han establecido departamentos aislados para los nuevos ingresos (si se sucediesen), los que regresen de permiso, y los internos que muestren síntomas parecidos a los del COVID-19. La limpieza se ha intensificado. Muchos funcionarios han rechazado vacaciones o días libres correspondientes porque, al fin y al cabo, no tienen ningún sitio donde disfrutarlas, y el interior de una prisión esa ahora mismo uno de los lugares donde más a salvo se puede estar del SARS-CoV-2.
Como digo, la situación dentro de las prisiones es normal, y hasta cierto punto, mejor que en el exterior. Es más, hoy han comunicado que en muchas de ellas, los presos han aplaudido y ovacionado al personal médico, igual que está ocurriendo en las calles del país.
Así que si tenéis familiares presos, podéis estar tranquilos. Y si son funcionarios, también. Los presos que la "pueden liar" no son precisamente un derroche de fuerza, reflejos y resistencia...