Para alguien de izquierdas, el bien común puede ser toda aquella medida que contribuya a la igualación de las clases sociales; para alguien de derechas, la defensa del nacional frente al extranjero; para un liberal, el respeto irrestricto al proyecto de vida de cada individuo; para un cristiano, la asunción de su moral por parte de la sociedad; para una feminista, la asunción a otra moral diferente a la anterior por parte de esa misma sociedad.
Existen tantos "bienes comunes" como grupos con diferentes perspectivas, cada uno proclamando su visión de dicho bien común. Más bien lo que existe es un grupo, mayoritario o minoritario, que siente que algo constituye dicho bien. Si es el primero, tratará de imponérselo al resto gracias a la fuerza que le otorga ser mayoría; si es el segundo, el bien dormirá el sueño de los justos a la espera de que, algún día, dicha minoría crezca.
Para que un bien sea verdaderamente común, el cien por cien de la población debería estar de acuerdo en que dicho bien es tal. Tan solo uno de los ciudadanos no estuviese de acuerdo, entonces ya no podría considerarse bien común, sino el bien que dice que es tal una mayoría de personas. En la práctica esto es a la que estamos acostumbrados; a saber, que la mayoría es la que dictamina cuál es el bien que hay aceptar.
Para unos -generalmente los socialdemócratas-, la sanidad pública es un bien común porque nos asiste a todos de manera "gratuita"; para otros -generalmente los liberales- la sanidad pública es un mal común porque ofrece un servicio con largas listas de espera obligando al ciudadano a participar de dicho sistema a través de impuestos coactivos. Para unos meneantes, el sistema de voto negativo forma parte del bien común, debido a que, gracias a él, pueden penalizar a aquellos artículos con contenido contrario a las buenas ideas; para otros meneantes, el sistema de voto negativo es una forma de censura que utilizan algunos miembros para acallar la voces disonantes.
En conclusión: no existe ningún bien común, tan solo bienes particulares que son comunes a una serie de individuos (pero no a otros), porque lo que es un bien para uno, puede ser un mal para el otro, lo que uno ve como eficaz, el otro puede verlo como ineficaz, lo que uno siente ético, el otro puede sentirlo antiético. El bien común es el argumento que utilizan aquellos que quieren imponer su visión de las cosas (correcta o incorrecta) sobre los demás.