Además de hacer el chorra, que está bien, creo que hay que intentar aportar algo, y si es tranquilo, mejor. Así que probemos a tirar de la otra cara.
Hace muchos años, veintidós en concreto, solía hacer este tipo de cosas para la radio. Entonces lo leía y lo iba intercalando con música. Ahora ya no tengo ni micrófono, así que pondré los textos y una canción entre ellos. La idea, que es una idea radiofónica, consiste en leer el texto y luego poner la canción. Si estaba bien minutado, el conjunto tenía que durar 30 minutos justos.
Vamos allá:
Filandones
Georges Brassens fue un cantautor francés, exponente relevante tanto de la chanson française como de la trova anarquista del siglo XX.
Alcanzó la fama gracias a las melodías de sus canciones, sencillas y elegantes; y a sus letras, variadas y elaboradas. Se le considera uno de los mejores poetas franceses de la posguerra (ganó el premio nacional de poesía). Puso música a poemas de muchos otros escritores, como Louis Aragon, Victor Hugo, Jean Richepin, François Villon y otros. Fuera de su país, actuó en Suiza, Bélgica, Canadá e Inglaterra. Es célebre la grabación en vivo de Brassens cantando en Londres la «Ballade des dames du temps jadis», poema del mencionado Villon donde el autor se pregunta «y que fue de Juana, la buena lorena que los ingleses quemaron en Rouen».
En francés sus canciones fueron interpretadas por muchísimos cantantes y músicos, humoristas, etc. Algunos de ellos fueron Salvatore Adamo, Carla Bruni, Coluche, Manu Dibango, Juliette Gréco, Françoise Hardy, Noir Désir, Francis Cabrel, Renaud y Alain Souchon.
Los primeros en interpretar sus temas en español fueron Paco Ibáñez, que cantó varias de sus canciones durante su largo exilio parisino traducidas por Pierre Pascal; y en España, Jesús Munárriz (fundador de la editorial Hiperión), que tradujo algunas canciones de Brassens que solía cantar en actuaciones esporádicas (y casi siempre declaradas ilegales) y también Chicho Sánchez Ferlosio; en Argentina Nacha Guevara y Jorge Schussheim, a fines de los años sesenta en el Instituto Di Tella de Buenos Aires interpretaron Le pornographe y Marinette, respectivamente; también en España los argentinos Claudina y Alberto Gambino sacaron en 1971 un LP con 12 canciones de Brassens. Una de las canciones más conocidas de esta serie fue «La mala reputación» (La mauvaise réputation), cuya versión en español fue también luego adaptada por Paco Ibáñez desde la tradición de la canción protesta, el cantante rock Loquillo, la banda argentina de rock folklórico Arbolito. También interpretan a Brassens los españoles Javier Krahe (La tormenta, Marieta y alguna no editada), Joaquín Carbonell y el cantautor chileno Eduardo Peralta, quien incluso tiene un disco completo dedicado a Brassens, que contiene, entre otras, versiones de: «Brave Margot», «Fernande», «Jeanne», «Le fossoyeur»; además de otras excelentemente logradas como «Historia de falsedad» y «La guerra del 14».
Las canciones de Brassens fueron también traducidas e interpretadas por otros cantantes menos conocidos, como el uruguayo Julio Canapa o el francés Antoine Candelas.
Brassens murió de cáncer en 1981, en Saint-Gely-du-Fesc, después de haber sufrido problemas de salud durante muchos años, y fue enterrado en el Cimetière le Py en Sète.
En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra. Fue fusilada.
En siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua en su honor e que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
La oveja Negra, de Augusto Monterrosso
Con hambre y hembra este hombre / surreal su realidad / desretratado en su pasaporte / descontento en este descontexto / trabajando y trasubiendo / para desagonizarse de puro malamado / queriendo incluso desencruelecerse / pararse a reparar y repararse / pero no le da tiempo / esta república sepulturería pública / y sigue remuriendo en un círculo virtuoso / de su larga desmuerte enduelecido.
(Epitafio del extranjero) Jorge Enrique Adoum
Si yo soy amigo del mar y de todo cuanto es de especie marina, y cuando más amigo suyo soy es cuando, colérico, él me contradice:
Si en mí hay aquel placer indagador que empuja las velas hacia lo no descubierto, si en mi placer hay un placer de navegante:
Si alguna vez mi júbilo gritó: «La costa ha desaparecido, – ahora ha caído mi última cadena –
– lo ilimitado ruge en tomo a mí, allá lejos brillan para mí el espacio y el tiempo, ¡bien!, ¡adelante!, ¡viejo corazón!».–
Oh, ¿cómo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo de los anillos, – el anillo del retorno?
Nunca encontré todavía la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a quien yo amo: ¡pues yo te amo, oh eternidad!
¡Pues yo te amo, oh eternidad!
Así habló Zaratustra. Friedrich Nietzsche.
Y YO me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia subir del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia.
Y la bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder, y su trono, y grande potestad.
Y vi una de sus cabezas como herida de muerte, y la llaga de su muerte fue curada: y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia.
Y adoraron al dragón que había dado la potestad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia, y quién podrá lidiar con ella?
Apocalipsis
Buenas noches.