En su libro Ébano, dedicado a la apabullante miseria que el colonialismo llevó a África, el periodista polaco Ryszard Kapuściński cuenta la historia de un barrio a varios kilómetros de la localidad nigeriana de Onitsha, un lugar con un gran socavón en la carretera en el que los vehículos, que van camino de Lagos, terminan engullidos.
La barriada desarrolla todo un sistema que proporciona empleo a equipos de salvamento para coches y camiones. Centenares de personas que se ganan la vida sacando vehículos de un agujero. El obstáculo supone horas y días de retraso para todos los que por allí deben pasar, y así lo tienen asumido. Como consecuencia -explica el periodista polaco- numerosas tiendas viven de los clientes atascados en la larga caravana, personas, muchos de ellos occidentales que trabajan en concesiones, embajadas y derivados, que matan el tedio consumiendo alcohol, comiendo, leyendo revistas y periódicos… Incluso en unas casas vecinas se anuncia en trozos de cartón la palabra “Hotel”, donde se alojan muchos de los viajeros que se ven obligados a pasar la noche allí. También se multiplican talleres locales de reparación para que los conductores aprovechen la espera arreglando pequeñas averías pendientes o actividades de mantenimiento y negocios más profesionales como sastres, zapateros o peluqueros que hacen del tedio ajeno, un negocio.
De este modo, lo que es una maldición para los conductores, es una bendición para los habitantes y comerciantes de ese barrio. Ni que decir tiene que la gente impide con todas sus fuerzas que se arregle el agujero, pues de él dependen ya miles de vidas. A partir de un agujero en una carretera ha surgido todo un sistema microeconómico que da sustento a miles de personas de forma directa o indirecta.
Con esta metáfora Kapuściński explica, de forma, no sabemos si involuntaria, el funcionamiento del capitalismo. Un sistema que fundamenta su desarrollo y supervivencia en la existencia de problemas que hay que solucionar. Y si estos desaparecen, se fabrican otros nuevos o mejorados. La industria farmacéutica, la industria armamentística o la industria tecnológica son 3 de las 4 industrias más importantes en la facturación planetaria. Las 3 se dedican a ofrecer soluciones a problemas creados por el sistema de forma directa o indirecta o mantenidos de forma artificial.
El capitalismo se alimenta de la tragedia y la encumbra a categoría de beneficio y puede que el agujero nigeriano resulte un lugar poco atractivo en el que trabajar y que haya agujeros con vistas al mar, vacaciones pagadas y posibilidades de ascenso, pero siguen siendo agujeros.