Todo este movimiento, de tener aceptación, va a beneficiar especialmente al PP, que tiene un electorado muy fiel y que va a mantener su voto pese a todo. Posiblemente gran parte de los que propugnan todo esto (muy loable, por cierto) fueron votantes del PSOE/IU/nacionalistas.
Mientras se habla de estas cosas, hay muchas cosas más importantes de las que se está dejando de hablar. Dejemos de hacerle el juego a los que nos gobiernan (?).
Soy ingeniero, mi escuela es una de las más duras de España y he de decir que en algunos casos, las situaciones que se vivían en los exámenes eran dantescas. Si realmente quieres formar ingenieros, tienes que formar mentes y una mente no se forma en tres atracones de estudiar al año. Una mente se forma poco a poco, a fuego lento.
Si hubiera un proceso de evaluación continua, todo el mundo se tomaría más en serio su trabajo (sí, porque estudiar es el trabajo del estudiante) en el día a día. En mis tiempos de estudiante era de los que intentaba llevar todo al día y he de decir que de los más de 60 exámenes que hice en la carrera, sólo suspendí uno. Y no es que yo sea un lumbreras, sino que me tomaba en serio mi trabajo. Con esto quiero decir que si haces que la gente tenga que trabajar en el día a día, además de crear mentes lúcidas, creas buenos profesionales, con sentido de la dedicación a su labor futura en el mercado laboral. Y eso es también importante.
Para el que no lo sepa, el capataz de la Amargura (al que se refiere en la entrevista) se llama Alejandro Ollero y ¡oh casualidad! es familia del entrevistado. Por otro lado, un catedrático no tiene que mandar a nadie. Si acaso contribuir al desarrollo de la ciudad. Sin embargo un capataz si tiene que mandar a su cuadrilla de costaleros. Y no tiene nada de malo.