#20 Pues igual es que mi instituto era la excepción, pero entre la ESO y 1º de bach (2000-2005) me tuve que leer El Lazarillo, La Celestina, Rimas y Leyendas, Zalacaín el Aventurero, Luces de Bohemia, La Casa de Bernarda Alba, Marianela, Marinero en tierra, Romancero Gitano, las dos partes de El Quijote, La Vida es Sueño... y probablemente alguno más que ahora mismo no recuerdo. Más otro lote similar en gallego. Por supuesto, todos con su examen correspondiente. Y cuando digo examen es examen de verdad, no una idea general del libro. Recuerdo con terror el examen del Quijote, en el que se preguntaban perlas como "nombre los libros de caballerías que son quemados" o "cuáles eran los ingredientes del remedio que prepara (esto no me acuerdo, ¿era Sancho?) para curar a Don Quijote". Vamos, que no era leer, era chapar. Y así, gusto por la literatura precisamente no es lo que se adquiere.
Yo leo mucho desde pequeña, y la mayoría de estos libros me hicieron aborrecerlo bastante y no leer en mucho tiempo. Y sobre todo rechazar la literatura clásica y buscar solo fantasía/ciencia ficción. Pero como ya me gustaba de antes, fui superando. Pero a un niño que ya de entrada rechaza leer le obligas a tragarse eso y ya puedes olvidarte de que vuelva a abrir un libro.
Pues esto en Alemania ya existe, se llama Pfand y contribuye al sustento de muchos erasmusitos. Robar botellas vacías en discotecas y devolverlas sin que se den cuenta de que no las has comprado tú se convierte en todo un arte.
En Canadá es lo más normal, de hecho te hacen muñequitos con el papel de aluminio en el que te lo envuelven...
Aquí en Coruña hay un italiano en el que ponen unos platazos inmensos, y siempre te preguntan si te quieres llevar las sobras, de hecho incluso te explican cómo calentar lo que hayas comido para que te quede mejor cuando lo tomes.
Los que comemos poco pagamos a lo largo de nuestra vida el doble de comida de la que comemos. ¡Arriba el túper!
Yo leo mucho desde pequeña, y la mayoría de estos libros me hicieron aborrecerlo bastante y no leer en mucho tiempo. Y sobre todo rechazar la literatura clásica y buscar solo fantasía/ciencia ficción. Pero como ya me gustaba de antes, fui superando. Pero a un niño que ya de entrada rechaza leer le obligas a tragarse eso y ya puedes olvidarte de que vuelva a abrir un libro.