La exigencia de fidelidad a la pareja poco tiene que ver con el amor y sí mucho con el ego, tanto masculino como femenino. Si el amor auténtico es querer lo mejor para la persona amada sin exigir contraprestación alguna todos tendríamos múltiples relaciones porque realmente es lo que queremos y si no llegamos a alcanzar ese status desde luego no es por amor y sí por ese sentido de posesión de lo amado tan distinto de lo que debería ser el verdadero amor.