Estos señores podrían comenzar por definir qué es la democracia para ellos. Un Estado que condena a su población a la semiesclavitud y al miedo bajo la amenaza de la necesidad del pago de deudas que otros, bajo su supuesta (y más que discutible) representación han contraído, y en el que la libertad de opinión brilla por su ausencia en los medios de masas, parece bastante incompatible con un sistema político democrático.