Y dale con el tema becarios. ¿Alguien de los presentes ha trabajado, trabaja o sabe cómo se trabaja en una redacción de televisión? Por lógica EVIDENTE ningún estudiante en prácticas tiene el poder de decidir qué rótulos se sobreimpresionan en las pantallas y, por tanto, la oportunidad de cometer un error tan grave. Siguiente asunto: ¿los culpables de esas faltas de ortografía son periodistas, como parece darse por hecho en el 90 por ciento de comentarios que he leído? Pues... depende. En algunas ocasiones, por no decir en muchas y con una frecuencia notable, es el departamento de grafismo el que elabora esos rótulos, pues hay que encajarlos en la pantalla y ese es un trabajo que los periodistas no sabemos realizar. Pasa demasiadas veces con gráficos de todo tipo, no sólo con simples rótulos. Ejemplo claro: encargas a los grafistas que subtitulen en castellano un total (una declaración) de Barack Obama, dejando muy claro al técnico (porque es un técnico, no un periodista) cuál es el texto que debe introducir (por ejemplo, "gracias a los estadounidenses por su valía"). Parece fácil. Sólo debe copiar y pegar el texto. Pues poco después, recibes el resultado final y es diferente: "Gracias a los estado unidenses por su valia"). Separado y sin tildes. Más allá del debate de si es normal que se cometan estos fallos si una persona tiene formación superior, lo importante de este asunto en La Sexta no es, muy posiblemente, que sus periodistas sean imbéciles, iletrados o gilipollas. Probablemente se trata de un error de SUPERVISIÓN. Pero claro, cuesta mucho menos escribir que en esa redacción los periodistas están mal pagados y, o pagan su hartazgo con estos errores, o sencillamente han contratado a los peores profesionales. Claro.
Su opinión política y social era bien conocida, pero su último tuit, parodiando a Emilio Botín, es descacharrante: twitter.com/constanromero/status/331061760356392960 Creo que deja bien claro que no sólo era un excelente presentador o un enorme locutor: también un tío con un enorme sentido del humor, y mira que no abundan por estos lares.
Me recuerda al capítulo de House of Cards en el que Kevin Spacey, para tratar de desacreditar al líder sindical de los profesores, se inventa una pantomima similar con la que atacarle. Doy por hecho que nadie del PP es TAN miserable como para auto-enviar a un miembro de su partido una carta con una bala, pero me apuesto la mano izquierda a que alguno ha visto en esta amenaza una oportunidad DE ORO. Tanto si el tema de los escraches "va a más" como para mandar el recadito previo de este artículo.
Como usuario del metro y ferviente defensor de "lo público" no aplaudo esta noticia, pues al fin y al cabo con lo que se comercia es con un medio de transporte construido y mantenido a base de impuestos. Sin embargo, teniendo en cuenta que temo el día que anuncien el cierre del metro de Madrid a las doce de la noche, como ya se ha anunciado pretendiendo ahorrar, prefiero mil veces que la publicidad inunde cada metro cuadrado del metro a que lo clausuren con un horario más restrictivo, o que reduzcan la frecuencia de los trenes.
Sólo por completar. Cuando después de semejante discurso la vicepresidenta dijo aquello de "y no me voy a poner sentimental", el salón de actos del Ministerio de Economía se descojonó vivo al completo. Y cuando hablo de "todo el salón de actos", me refiero a la parte de atrás ocupada por los periodistas, pero también a las filas de adelante, pobladas de altos cargos de los ministerios de Sanidad, Fomento o el propio de Economía y Competitividad. Muchos habían acudido para la firma. Incluso había acompañantes de la Federación de Municipios y Provincias, la CECA o representantes del Tercer Sector. Todos descojonados, mirándose los unos a los otros a cada palabra de Soraya. Por supuesto, las caras de los informadores eran un poema, y mucho antes de que se publicara en Twitter ya se oían comentarios de "Scarlatta o'hara en acción". Otro apunte: el magnífico acto para presentar y firmar el convenio del Fondo Social de Viviendas debía comenzar a las cinco en punto, y lo hizo a las seis. Todos entraron por la puerta delantera con una enorme sonrisa en la boca. Dos informadores le llamaron la atención a la propia vicepresidenta cuando estaba sentada ("llevamos una hora esperando, nos habéis citado hace una hora") y ahí el gesto de todos cambió levemente. Apunte final: cuando termina de declamar y vuelve a la mesa central se produce un aplauso. Ningún periodista dio palmas.
Me espero pronto la siguiente noticia: "Haciendo uso de su derecho a portar armas, varios grupos religiosos interrumpieron la caravana del orgullo a balazos. Si están muertos no podrán formar parte de nuestras sectas, declaró uno de sus líderes.
#54 Completamente de acuerdo. Pero matizaría: ha sido el gobierno francés el que ha difundido las imágenes. ¿Hubiera pasado lo mismo si el asunto dependiera de forma exclusiva de las fuerzas de seguridad españolas? No lo sé, la verdad, pero pocas veces se han dado malentendidos tan desagradables como éste en la lucha contra el terrorismo.
Si el tratamiento de las noticias derivadas de la aparición de este video hubiera sido justo y correcto, ahora no estaría montada la que se ha montado. Pero ¡no!, por supuesto: vamos a llamarles "etarras con carrito de compra" y a vilipendiar su imagen en el Carrefour. Deberíamos apostar por cuántos periodistas van a pedir perdón, y cuántos van a escudarse en "no es nuestra culpa, no lo sabíamos, no podíamos contrastar".
Esto es vergonzoso. Primero, por la policía francesa, que ha divulgado las imágenes dando a entender que son etarras y no lo son; segundo, por la actuación de la mayoría de los periodistas españoles. ¿Contrastar? ¿Con eso se nace o se aprende? Ayer escuché una crónica en TVE que decía lo siguiente: "Ahora se busca en Francia a los hombres que compraron en este supermercado. Se cree que se refugian en un piso. Con la despensa llena". Si fuera abogado, me pondría en contacto con estos bomberos y empezaría a frotarme las manos hasta prender fuego.
Cuando Matías Prats en Antena 3, en plan cobertura atentado terrorista, comentó que el niño podía estar escondido en el armario, estallé en carcajadas... Y mira...