Un sólo inocente condenado y ejecutado por error es suficiente para estar absolutamente en CONTRA LA PENA DE MUERTE.
Hay que hacer leyes con serenidad, con sosiego, teniendo en cuenta el razonamiento y los conocimientos que la ciencia sobre el ser humano. Nunca movidos por un hecho concreto y cercano.
Y siempre teniendo en cuenta el respeto al ser humano y el bienestar y la salud de la sociedad en su conjunto.
Acompañamos a la familia de Gabriel en su dolor