Siempre he sentido mucho respeto por esa gente que, sabiendo que su calidad de vida va a ser paupérrima, decide que va siendo hora de irse. Creo que todos tenemos derecho a decidir qué hacer con nuestra vida y, en circusntancias como las de este hombre, saber ponerla fin. He visto, como muchos, ver degradarse poco a poco a seres queridos, sea por cancer, ELA u otras enfermedades y no es nada agradable, sobre todo para ellos.