El comportamiento cívico se debe indudablemente a las dos partes: el policía que ordena educadamente y la muchacha que acata. El problema es que en España, la segunda parte suele fallar. Parece que es noticia que un policía haga bien su trabajo, sin embargo ¿cuántas veces es noticia en España que un policía actúe de similar manera que el agente luso y que la manifestante de turno no blasfeme en su nombre? Pocas desgraciadamente. Porque no interesa.