La semana pasada el Señor Manuel Blasco (del PP) dimitió como alcalde de Betxí (Castelló). Alegó motivos personales. Esta semana ha sido nombrado cargo de confianza de la Diputación de Castellón con un salario de más de 30000 euros anuales. Es el asesor número 31, uno para cada día del mes (y en febrero libran tres). Eso sí es lotería.
El problema es que hay ALUMNOS que suspenden (y hacen suspender a los demás) para no perder prestigio. No me refiero a los universitarios o bachilleres, naturalmente.
Lo peor no es solamente la tortura; es ese reconocimiento social, la costumbre de hacer de la sangre un espectáculo, de educar en nombre de la tradición (¡y de la cultura!) en el disfrute del sufrimiento ajeno, aunque sea de un animal.