En el cole, además de Fray Perico, leíamos "Jim Botón y Lucas el maquinista". Recuerdo que Lucas tenía la habilidad de escupir haciendo un bucle en el aire con la saliva. Una tarde, al salir de clase, intenté hacerlo yo, pero el escupitajo salió hacia atrás... cayendo en la chaqueta de un policía del barrio. Yo tendría 10-11 años de edad y lo primero que pensé fue que me iba a meter en la cárcel.