Cambio climático y calentamiento global, auge de la ultraderecha y el neoliberalismo salvaje, fin del sueño de un mundo con derechos humanos y libertad, guerra perpetua, gobierno sin tapujos de las elites económicas, fracaso del modelo ilustrado de progreso, extinciones masivas y destrucción del medio ambiente, crisis social y habitacional... Qué más da un poquito de plástico en el puchero.
Cuando algún gilipollas diga algo estilo "Pedro Sánchez va llevar a, España a la ruina", o slgo parecido, preguntadle sencillamente cómo lo va a hacer, que se explique. Veréis algo bastante divertido (y patético, y triste).
#1 yo diría que es una pregunta un poco trampa. Es cierto que diríamos "India fue invadida", pero "Portugal fue invadido", pero algo me dice que todos deberían ser masculinos si se refieren a un "pais", o "estado". Me imagino que lo que hace que sea femenino es el hecho que acabe en -a, y por ello en español dichos países acaban siendo femeninos- "La China, La India...".
En inglés los países son femeninos, creo.
Contestando a los que critican la decisión de Garzón: no vivimos en la Tierra Media... No hay buenos o malos, ni Luz ni Sombra, ni elfos ni Valar. Ahora resulta que conseguir un buen trabajo bien pagado en una institución importante va a ser malo... No seamos tan maniqueos, por favor.
#8 a ese paradigma se le ha llamado "guerra" desde que perdimos las protuberancias supraciliares, y es lo que ha importado siempre. La economía (de unos) es más importante que la supervivencia de ( otros) humanos.
#19 la noticia empieza con esta paradoja cachonda: "La vida del canónigo emérito de la Catedral de Valencia Alfonso López a sus 85 años estaba muy alejada de esperada para un hombre con un compromiso de vida sacerdotal." Sorpresa.
#3 en mi ex-pueblo, la tormenta perfecta era en Fallas:
- campanadas
-orquesta pasando por la puerta de casa
-mascletà
-mis gritos de odio hacia la Iglesia y la tradición
#71 que el ser humano es tan asqueroso en realidad, que en el fondo nos odiamos a nosotros mismos. Por eso, las sensaciones de asco y piedad, de odio y amor, de desprecio y respeto... surgen a la vez, y esto nos marea. Odiamos al humano por lo que hace, pero nos aterroriza lo que nos hacemos a nosotros mismos.
Igualmente, la solidaridad, la empatía, y el compromiso social son actitudes tan devaluadas, comercializadas, mediatizadas, y manidas, que ya no sabemos cómo actuar, especialmente cuando las provocan situaciones que no vivimos en primera persona, sino a través de la televisión o YouTube.
Y encima, estamos tan expuestos al racismo y la xenofobia, que en el fondo, aún no queriendo, un niño palestino no nos importa tanto como un blanquito.