Me cago en los modos educativos de mis padres y que me llevaran al cine a ver todas las peliculas de terror setenteras y ochonteras. Todavía se me hiela la sangre al escuchar algunas bandas sonoras.
La noticia es curiosa. Me acuerdo de un amigo de la facultad que su madre trabajaba en una de las grandes aerolíneas y tenía asiento en cualquier vuelo que estuviese libre. Como era un tío inquieto y que no le importaba estar sólo, se iba un sábado por la mañana a donde pudiera, visitaba un museo y se volvía. Lo peor que le podía pasar es tenerse que quedar a dormir en el aeropuerto.
Visto así, a mi me da envidia.