#9 El mundo empezó el 7O. La culpa es de los polacos, que no quieren la paz. Todo es Hamás, no hay inocentes en Gaza. Diosito nos ha prometido esta tierra. Y por el monte las sardinas.
#5 No es odio, o al menos no solamente. Es un negocio.
Probablemente además de una indemnización, se mereciera una temporada en la trena, en aislamiento o alejado de los micrófonos (una medida totalmente justificada), o tal vez compartiendo celda con algún padre de esos niños.
Hace poco llegó a portado un artículo sobre la relación directa entre la tipografía elegida en una cultura y el soporte mayoritario en que se escribía (piedra para el alfabeto latino, arcilla o tela para otros alfabetos orientales).
Según la leyenda, cuando los alemanes ordenaron a los judíos ponerse la estrella amarilla durante la IIGM, la familia real danesa fue la primera en ponérsela. No es verdad. Pero sí es cierto que los daneses organizaron una fuga masiva para salvar a todos los judíos posibles.
El fascismo no se caracteriza por tener una fobia social concreta, sino por tener una fobia social, sin adjetivos. No es antisemita per se. Si quieres identificar al fascista tienes que aplicar una regla: el fascista ataca al débil y se pode de parte del fuerte.
¿Quiénes son los débiles? Los palestinos. Los pobres. Los inmigrantes. Da igual quién sea, mientras sea débil y minoría. Por eso el facismo dirige hacia ellos su mecanismo emocional de captación de pardillos. El pardillo caerá en la trampa sólo por no parecerse al débil. El obrero, el trabajador asalariado, el pensionista, el parado, odiarán al débil si caen en la red cazapardillos del fascismo. Y votarán fascismo, porque el fascismo se presenta a las elecciones, ojo.
¿Quiénes son los fuertes ahora? Los abusones del patio. Israel y su pandilla basura. Por eso la ayusada, la feijoada y la abascalada están de parte del sionismo. Ya no son antisemitas. Pero si en el futuro les hace falta serlo, lo volverán a ser.
Por eso se puede ser judío, sionista, y fascista. No pocos judíos llegaron a votar al NSDAP, y a hacer tratos con la cancillería del III Reich.
PD: Es importante recordar que se puede odiar al débil y estar de parte del fuerte sin ser fascista, pero no se pude ser fascista sin odiar al débil y ponerse de parte del fuerte. Es una seña de identidad del fascismo como fenómeno ideológico.
#27 Cuando se pretende hacerlo contra un partido se va a por su cabeza visible, no contra el partido en sí mismo.
Llamar lawfare a la prohibición del acoso callejero por parte de escuadristas ultras es una maniobra tipica de la nueva extrema derecha. El blanco es azul, el verdugo es una victima, el acosador es acosado, dos y dos son cinco.