El apocalipsis climático que a propósito de cualquier noticia, desde el tiempo a la violencia familiar, proclaman prácticamente todos los medios de comunicación y exhiben los gobiernos como argumento supuestamente científico avalado por la ONU, para justificar cualquier política económica, es una conjetura científica, no probada, que empieza por negar la historia misma de la ciencia, que no admite como científico ningún dato que no esté sujeto a continua comprobación, debate, matización, o, incluso, anulación.