Desde los 1960, se sabe que el diminuto tardígrado puede soportar estallidos de radiación muy intensos, 1.000 veces más fuertes que los que soportarían la mayoría de animales. Según un nuevo estudio, no es que dicha radiación ionizante no dañe su ADN; más bien, pueden reparar rápidamente cualquier daño de este tipo. Los hallazgos complementan los de otro estudio en enero, que también exploró la respuesta de los tardígrados a la radiación.
- 2 Papers:
doi.org/10.1016/j.cub.2024.03.019 ,
doi.org/10.7554/eLife.92621.1