Las plazas

En las plazas

los niños juegan

y los viejos hacen un alto

en su peregrinar hasta la hora

del almuerzo.

es una imagen

urbana, agradable,

que, dependiente

del día que tengas,

el tiempo

-con su didactismo barato-

ensucia

a veces

con una sombra

de melancolía:

¡pasa tan rápido la vida!

en estos casos

-como si te conociesen-

aparecen

los gorriones

con su traje

de hace siglos

y sus escaramuzas

entre sus zapatos,

y tiran

otra vez de ti

hacia la luz.

Karmelo C. Iribarren