Tras un par de reuniones previas con la actriz en Nueva York, Marilyn finalmente aceptó hacer la entrevista. El 4 de julio de 1962, Richard Meryman, acompañado del fotógrafo Allan Grant, acudió a la casa de la actriz, en la que sería tanto la última entrevista pública de la actriz como también la última sesión de fotos de Marilyn Monroe.