Hasta hace poco, Rajoy Brey no creía en el cambio climático porque, según él, su primo dijo que nadie en el mundo le garantizaba el tiempo de mañana en Sevilla, como para saber qué va a pasar dentro de 300 años. Su primo desmintió que se refiriese al cambio climático, que estaba sacado de contexto, y que habían confundido clima con meteorología.
Rajoy en cambio se refería no a 300 años atrás, sino a "textos del siglo VI a.C." (sic) para exponer como verdad indiscutible que la estirpe determina al hombre, y como hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe” superaban a los demás. Su abuelo, participante en el I Estatuto de Autonomía de Galicia, Rajoy Leloup, al que llamaban "la oveja galleguista de la familia", fue represaliado por Franco. Uno de los hijos de Rajoy Leloup llegó a juez franquista, otros de sus descendientes se hicieron comunistas, como "la prima roja" de Rajoy; otra oveja.
El padre de Rajoy dio carpetazo 'a lo Moix' al mayor caso de fraude en época de Franco, Caso Redondela-Reace, donde desaparecieron unos millones de litros de aceite, nunca se supo si se volatilizaron en forma de hilillos en estiramiento vertical. Tampoco se supo cómo desaparecieron del mapa un implicado, el delator y el taxista que llevaba a los inspectores del caso. Los mal pensados creerán que los hijos de Mariano Rajoy Senior fueron beneficiados por los servicios prestados con el aprobado de oposiciones a Judicaturas y Registros de la Propiedad. Pero seguro que fue por su valía, igual que será por su mérito que Rajoy Brey haya recibido como Registrador unos 20 millones de euros desde la época del artículo sobre la buena estirpe.
Todo esto viene a cuento del meneo que le han dado a Macron por vincular terrorismo y cambio climático, donde, cómo no, alguien se acuerda, tal vez injustamente, del primo de Rajoy. Pero, oh sorpresa, hay otro primo de Rajoy que sí cree en un cambio climático, y hasta lo teme: el hermano del primo físico se llama Raúl Brey. Raúl y dos socios suyos fueron condenados a más de diez años por el secuestro en Sevilla de un empresario que había ganado unos millones en la lotería, y le pedían parte. Al secuestrado lo tuvieron atado y amordazado en el chalet de Raúl, pero es de entender que con aire acondicionado. El condenado (desconozco si está a la sombra o en el Caribe indultado) alegó en el juicio que alquiló el chalé, pero que al descubrir el secuestro "Le dije claro que no estaba de acuerdo y que quería que se fuera de allí. Me dijo que se lo llevaría a Madrid, pero que pesaría en mi conciencia si le pasaba algo, porque hacía mucho calor". Y es que todo el mundo sabe que el clima de Sevilla a Madrid puede ser muy cambiante. Y mucho cambiante.