El cambio en Meneáme un año después: cómo fue aquel día desde Brooklyn

Hoy hace un año que anunciamos el cambio en la dirección de Menéame. Remo y yo dábamos el relevo a Ricardo y Benjamí, los padres de la criatura. El mismo día que Tuenti anunciaba su cierre como red social. Aquel día se armó bastante revuelo en la red, y todo el mundo se preguntaba quién demonios éramos Remo y yo. La mayoría nos imaginaban como inversores profesionales, que habíamos hecho una oferta millonaria a Ricardo para tener un porcentaje de su empresa. La realidad era un poco distinta.

Brooklyn, 1 de febrero de 2016

Carlos es mi amigo desde hace unos años, pero sigo su trabajo desde antes mucho de conocerlo a él. Ha hecho unos cuantos trabajos que seguro que os suenan. Además de ser un gran profesional, es una de las personas más divertidas que conozco, capaz de escribir genialidades como esta. Hace algo más de un año se fue a trabajar a Nueva York a la empresa de su ex-jefa en España. En una visita a España nos dijo a unos cuantos amigos que cuando quisiésemos le podíamos hacer una visita. Le tomé la palabra, ese mismo día compré los vuelos en las fechas más baratas que encontré, a finales de enero, porque pensé que serían fechas tranquilas para mi primera vez en Nueva York. ¿Qué podía salir mal?

Casualidades de la vida, dos días antes de irme para Nueva York firmamos la compra de parte de Menéame. Pensamos en anunciarlo a mi vuelta, pero eso significaba esperar 22 días: 2 antes del viaje, 15 de viaje y 5 para recuperarme del cambio horario (sí, duermo como una vaca y cuando me cambian de hora soy un zombi casi incapaz de hablar durante cinco días). Como no queríamos que nadie se enterase por otro lado y que lo estábamos ocultando, les propuse hacerlo 5 días después de mi llegada a Nueva York. Es decir, el 1 de febrero.

El apartamento de Carlos no es exactamente la torre Trump, y hacía poco que se habían mudado a él. Su vecino nos prestó un colchón que pusimos en el suelo y que fue mi cama durante unos de los días más importantes de mi vida profesional. En su cocina había cubertería de latón, muy vieja, pero con mucho encanto. Eso sumado a mi pijama, que parecía de vaquero, hacía que todos nos riésemos de la situación de dormir en el suelo con pinta de cow-boy viviendo el sueño americano. Quizás cuando se cumplan 10 años publicaré alguna foto, pero el mundo todavía no está preparada para verla.

Y así llegó el 1 de febrero. Me hice un té con leche de vainilla y Cheerios (dieta mediterránea) y una vez llegada la hora pulsamos el botón mágico, el de publicar el anuncio. Me esperaba mucho revuelo, pero no tanto interés en saber quienes éramos Remo y yo. En ese sentido fuimos muy ingenuos pensando que el anuncio provocaría visibilidad para Menéame pero no para nosotros.

Al poco tiempo me llegó un correo de El Diario en la que me pedían una entrevista y una foto para acompañarla. Con la entrevista no tenía problema, pero no habíamos caído en lo de la foto. Por suerte la mujer de Carlos, Susana, estaba ese día en casa y me echó una mano. Susana ha trabajado en imagen en televisión, así que era la persona adecuada para hacerme una fotografía.

Le dije a Susana que no quería una imagen muy seria, pero en mi maleta había básicamente camisas. Una camisa transmite seriedad, pero el motivo para mí es otro: abriga el cuello y para una persona que siempre tiene frío, ir a Nueva York significa sacar toda la artillería de abrigo. Para compensar el aire informal me puse unas Converse, que no salieron en la foto. Además Susana me dijo que esa podía ser mi imagen personal, con camisa azul. Es el motivo por el que mi armario en el último año ha crecido con casi todas las camisas azules que Zara ha tenido a bien sacar.

Después de unas cuantas horas de entrevistas, correos, menciones y sobre todo comentarios en Menéame, le dije a Susana que me iba a tomar el aire, que aprovechaba para ir al supermercado. Recuerdo que ese momento fue bastante curioso, mi cabeza pensando en Menéame, lo cual era nuevo para mí, y mis ojos viendo productos de supermercado de USA. Tenía ganas de decirle a alguna señora “ey, que ahora me va a tocar a mí llevar Menéame”, pero nadie sabría lo que era.

Por qué decidimos comunicar el cambio así

Cuando hablamos con Ricardo y Benjamí sobre cómo llevar a cabo el cambio incluso nos planteamos no decir nada. El motivo es que ni a mí ni a Remo nos interesa la imagen pública, simplemente venimos a coger el relevo e intentar aportar lo que sabemos. Descartamos la idea porque sería poco transparente, pero además pensamos que a Menéame le interesaba hacer ruido, generar noticias, demostrar que sigue activo.

Tuve mis dudas sobre cómo denominar el cambio. He de decir que, cada vez que veo lo de CEO de Menéame me entran sudores fríos. Menéame no tiene una estructura de CEO+CFO+CMO+gente en los equipos. Comparte equipo con Diariomotor y ¿Qué coche me compro?, las dos empresas de las que soy fundador. Y en esa estructura todos remamos hacia lo que queremos conseguir, y ni mi socio yo nos consideramos jefes, ni el resto del equipo nos lo considera. Suena muy hippie, pero si todo el equipo comparte la visión y los objetivos, sólo hacen falta coordinadores, no jefes.

Ahora bien, si queríamos que Menéame volviese a sonar como uno de los proyectos conocidos y de moda en España, había que jugar con esas reglas de comunicación. Queríamos transmitir fortaleza, porque sabemos que Menéame tiene un recorrido muy largo. Un año después estoy seguro de que hay menos dudas, pero teníamos algo de miedo de que el cambio de Ricardo, con sus ferraris, a Daniel, con mi colchón en el suelo, fuese negativo. Así que pensamos “venga, a lo loco, CEO y a responder todas las entrevistas que vengan”. Susana dijo que le parecía buena idea, y en esos días además de proveerme de Cheerios también hizo de consultora de comunicación. Al volver a España Juanma Cámara, del equipo de Diariomotor, se pasó una mañana haciéndome la foto que ahora utilizo para las entrevistas. La comparamos con la de Sundar Pichai, CEO de Google, y realmente la que ha hecho Juanma es mucho mejor. El mérito es suyo, pero “la fama” me la llevé yo.

Por qué Remo y yo

Remo es la persona a la que llama Chuck Norris cuando tiene problemas. Esto sonará exagerado para los que no hayáis trabajado con él, pero cualquiera que haya pasado más de media hora a su lado lo sabe. Si en una cena surge un tema como la obligación de socorristas en piscinas de urbanizaciones en Extremadura, él conoce la normativa. No opina, es que conoce la normativa y sus motivos. Es la antítesis del cuñao. Entre otras muchas empresas, desde hace unos años asesora a Menéame.

Para gestionar y hacer crecer Menéame no servía un directivo de una empresa tradicional, sino alguien acostumbrado a hacer crecer cosas con muy poco presupuesto. Cualquiera valdría para meter la empresa en pérdidas, para intentar un crecimiento sostenible ya es más difícil. En mi equipo hemos conseguido crear una de las tres webs de coches más leídas de España, sin inversión inicial y siendo muy estrictos con los valores que defendemos. A pesar de que los contenidos de coches suenan muy lejanos, la visión sobre los medios y el rol que deben tener es aplicable a Menéame.

Siempre que me preguntan cómo acabamos Remo y yo en Menéame explico que hacía falta alguien con visión sobre lo que debe ser una plataforma de contenidos en el futuro, con capacidad económica para comprar parte de la empresa y con un punto de locura. Posiblemente Remo y yo no somos los mejores visionarios, ni los que tenemos más capital (eso seguro) ni los más locos, pero como media de las tres métricas sacamos una nota bastante alta.