Los indignados no quieren cambiar el sistema, quieren ser el sistema. Los indignados no buscan una oportunidad, quieren vivir de la sopa boba. Los indignados se mezclan en sus manifas con la elite del sistema, los que menos trabajan y tienen el trabajo más garantizado: los trabajadores públicos, que se quejan porque siguen trabajando 35 horas, con las tardes libres, pero han perdido un pequeño porcentaje de su sueldo. Quizás unos sean hijos de los otros.
Brutal, buenísimo. Nadie les había descrito mejor...