La jerarquía católica se portó mal con los últimos Borbones. Alfonso XII llegó a dejar por escrito que no creía en Dios. Alfonso XIII mantuvo varios enfrentamientos con el Vaticano y murió convencido de que se había jugado la corona por la Iglesia Católica. Cuando Manuel Azaña proclamó que España había dejado de ser católica, se refería a aquella separación definitiva entre la Iglesia y el Estado que tantos dolores de cabeza había costado a los dos últimos reyes. El actual jefe del Estado, Juan Carlos I de Borbón, ha aprendido la lección...
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