Más de 4.300 pacientes que se recuperaban del coronavirus fueron enviados a las vulnerables residencias para ancianos de Nueva York por orden del estado, en una medida posteriormente suspendida en medio de críticas de que alimentaba el brote de COVID-19 más grande de EEUU. "Fue la decisión más tonta que podían tomar" dice el hijo de uno de los ancianos. La directiva del estado "generó grandes riesgos para el personal y para los residentes". "Se infectó mucha gente en las residencias de ancianos que no debió haberse infectado".
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