La desfachatez se ha convertido en una moneda de cambio habitual en estos tiempos en los que la crisis, más que económica, se ha cebado en la moral de las personas. Sería inacabable tratar de realizar un relato de los múltiples casos de actuaciones poco ajustadas a un comportamiento digno pero la noticia conocida esta semana sobre los emolumentos que ingresa y que ingresará una vez jubilado el presidente de la Sociedad General de Autores Españoles (SGAE), Teddy Bautista, se encarama a los primeros puestos del sonrojo.
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