Se trataría de instituir la independencia profesional del periodista, del mismo modo que los profesores tienen libertad de cátedra y los jueces la libertad de su función. En el terreno de la enseñanza, la libertad de cátedra termina en el ámbito de la enseñanza privada, donde un profesor puede ser despedido por no ceñirse a los dictados de la empresa que le contrató. En el ámbito de la Justicia se consideraría obviamente una catástrofe que los jueces pudieran ser cesados por dictar sentencias que no convinieran a los grupos empresariales.
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