Los filipinos tienen una imagen nefasta de los colonizadores. No les caen bien ni Magallanes ni el vasco Legazpi. De todos menos de uno. De Simón de Anda, el alavés que con un gran coraje se enfrentó a los ingleses en 1762 cuando trataban de quedarse con todo el archipiélago aprovechando la Guerra de los Siete Años. Manila tuvo que rendirse porque el ejército enviado por Jorge III era muy superior. Pero el cerco impuesto por Anda hizo imposible que conquistaran nada más.
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