Si en menos de dos meses hubieran sido relevados los directores de The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal, y esos ceses conllevaran un giro en la línea editorial de cada medio a favor de la Casa Blanca, resulta fácil imaginar el escándalo político que se habría producido en Estados Unidos. En España no es que seamos diferentes sino que los poderes que manejan las plataformas de masas procuran entretenernos siempre con asuntos más ruidosos aunque de menor enjundia.
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