Aunque en el planeta existen varios lugares donde la tierra arde de forma espontánea (incluso ciudades fantasmas enteras) sin que haya volcanes por medio, ese título oficial le pertenece a una única ubicación. La historia de este espectacular enclave comienza en 1971, momento en que un grupo de geólogos rusos se propusieron explorar la zona del desierto de Karakum en Turkmenistán.
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