La doctrina católica establece que, a causa del pecado original, nacemos privados de vida sobrenatural y que sólo el bautismo nos hace hijos de Dios. La Iglesia dispone con toda claridad la forma en la que el bautizo ha de realizarse para tener validez. Se ha de derramar agua sobre la cabeza del cristianado mientras se dicen las siguientes palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Gerardo Rivas se pregunta cómo cumplir esos preceptos con un embrión.
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