El PP reacciona a su descomposición como la orquesta del Titanic al hundimiento de su barco. En Sevilla aplauden a Cifuentes mientras su primer violín, en prime time y desde la comodidad del discurso escrito, llamaba lenguaraz a la oposición y nos recordaba a todos que su gobierno sigue ejerciendo el monopolio de la buena gestión, última trinchera de su Ejecutivo toda vez que la buena marcha de la economía e incluso la lucha contra el procés han sido tomadas, no ya por el enemigo, sino también por algunos amigos.
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