A medida que pasan los años resulta cada vez más evidente que el mayor desafío al que debemos enfrentarnos es el triste hecho de que la Nakbah no ha terminado. Y cuando digo "debemos" me refiero a todos aquellos que individualmente o como miembros de algún colectivo hemos aceptado la responsabilidad de mostrar al mundo nuestra solidaridad con el pueblo palestino y nuestra determinación de poner fin a su opresión. De explicar y presentar la catástrofe de 1948 como un proyecto de desposesión de todo un pueblo.
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