José Maraucho acudió el pasado fin de semana al Museo Reina Sofía junto a su esposa Carmen, a la que prometió “un sábado cultural” para compensar la omnipresencia del fútbol en el hogar familiar. Ya dentro del Reina Sofía, los visitantes pidieron audioguías y José, que es hábil con los aparatos electrónicos, aprovechó una visita a los lavabos para trucar el dispositivo y sintonizar con él una emisora deportiva que le permitió seguir el partido en secreto, fingiendo sumo interés por la exposición.
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