Antonio tenía 16 años cuando jugó por primera vez a la ruleta. Fue en la inauguración del salón de juegos de su pueblo, en Monóvar (Alicante). Era menor de edad, pero eso no impidió que le dejaran apostar, como tampoco impidió que se tomase una copa invitado por los empleados. Repartir alcohol gratis entre los jugadores era una práctica habitual en aquel salón. "El alcohol te daba seguridad. Y además te decías a ti mismo: el dinero que ahorro en un cubata lo puedo gastar en las máquinas".
|
etiquetas: ludópatía , edad