¿Estamos viviendo la culminación de un lógico proceso de separación entre lo cívico-público y lo privado-religioso?. O, ¿estamos sufriendo una especie de revanchismo anticatólico, cuya furia intenta arrasar con cualquier signo que recuerde vagamente nuestra identidad religiosa?. Sería algo parecido a la diferenciación que hay entre la lucha por los derechos de la mujer y el revanchismo feminista contra el hombre. Lo primero, en ambos casos, tiene que ver con los derechos y la convivencia. Lo segundo tiene que ver con los odios, los prejuicios y
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