La vicepresidenta casi se echó a llorar ayer al presentar el plan del gobierno que ofrece 6.000 viviendas a las víctimas de la crisis. Las lágrimas reprimidas de Soraya Sáenz de Santamaría hicieron reír a los periodistas. Hay seis millones de casas vacías en España que también están llorando. Llorar es humano, pero menos cuando llevas un año practicando políticas inhumanas. Las lágrimas de Soraya no consuelan a nadie.
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