Españoles e italianos comparten muchas características. Dos lenguas similares, caracteres parecidos, incluso clima y aficiones. Sin embargo, los puntos negativos también se distribuyen por igual entre españoles e italianos, y los jóvenes transalpinos tienen un espejo en lo que desde el comienzo de la crisis están viviendo sus coetáneos ibéricos. Los datos de paro, pobreza y precariedad hacen mella en una sociedad que muchos jóvenes califican como "gerontocrática".
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